Se ha dicho mucho de las generaciones y su impacto en el mundo del trabajo: la grandiosa, la silenciosa, los baby boomer, los X, los Y y los Z. Sin embargo, siempre se habló de conjuntos generacionales que compartían determinados atributos. Por años, quienes trabajan en recursos humanos, han tratado de dilucidad qué es necesario para captar, contener y retener a cada uno de los miembros de estos grupos.
Conjuntamente a las ya existentes, y ante la crisis laboral y económica que vive el mundo, ha nacido una nueva categoría que tiene una característica diferencial a las anteriores: se centra principalmente en características personales que definen a sus miembros.
En un escenario de crisis, sobre todo en el primer mundo, el empleo se ha vuelto una definición inestable. Hace mucho que en países como Argentina estábamos acostumbrados a que el empleo dio paso al trabajo y a que la estabilidad es ya una quimera. Vivimos un momento histórico donde el cambio es lo estable y la estabilidad lo relativo. Un momento histórico donde se visualiza el quiebre del modelo paradigmático que ha gobernado el mundo en esta última centuria. Si hay que identificar un paradigma, es que no hay paradigma vigente.
En un escenario donde predecir es cada vez más difícil, van ganando lugar aquellos profesionales que son capaces de gestionar el cambio constante. Eufemismos como “piloto de tormentas” o “gestor bombero” se vuelven cada vez más usuales en los tiempos actuales.
Charles Darwin afirmaba que el más adaptable al cambio sobrevive al más inteligente en el proceso evolutivo. Esto, que describe el proceso de selección natural, es de aplicación constante en el mundo de trabajo actual. Y es una de las características de los miembros de la Generación Flux.
Los Flux son hombres y mujeres, de todas las edades y niveles formativos, que han sabido avizorar el escenario cambiante y desarrollar las estrategias necesarias para sobrevivir. Son personas de mentalidad abierta y predispuestas al cambio, son fríos y evalúan todas las implicancias de cada proceso de cambio para poder reinventarse constantemente y ofrecer su mejor perfil al mercado del trabajo.
Los flux en la gestión directiva son multiculturales, abiertos y dinámicos en las decisiones. También valoran y consideran la opinión de todos los implicados, adquieren conocimiento externo, practican la escucha activa e incorporan procesos colaborativos para guiar a las organizaciones en situaciones complejas.
En un mundo donde la inestabilidad y el cambio es la variable constante, los Flux son capaces de conjugar una mente abierta y una visión panóptica para generar resultados de negocios y no quedar expulsados del mercado competitivo. ¿Tiene un perfil Flux en su empresa?