Mitad genio del marketing, mitad tecnólogo: los growth hackers deben dominar estos dos mundos
Cada cierto tiempo suelen aparecer nuevos términos que se ponen de moda en cada industria y que permiten identificar nuevas necesidades, nuevas preocupaciones y nuevas áreas de trabajo en las que deben centrarse las compañías y sus directivos. El marketing no permanece ajeno a ello y de vez en cuando aparecen términos que se convierten en una suerte de virales del sector, al menos por un tiempo, y que, más allá de convertirse en el nuevo vocablo que todo el mundo debe aprender, son la llave para conocer una nueva tendencia de mercado o una nueva área profesional que toda empresa del sector debería cubrir.
El último de estos términos de moda es el de growth hacking, al que se asocia el profesional que lo gestiona, el growth hacker. El growth hacker es el nuevo profesional que las empresas de moda tienen en sus plantillas.
Compañías como Instagram, Evernote o Pinterest tienen a uno de ellos, ayudándoles a potenciar sus negocios. El growth hacker es una mezcla perfecta entre experto en datos, programador y, sobre todo, experto en marketing. Por tanto, no vale con quedarse con un as de la tecnología o con un genio del marketing para cubrir esta posición. La mezcla perfecta entre uno y otro es la clave para que cumpla con los objetivos que se asociarán a su trabajo.
Esto es un growth hacker
¿Qué tendrá que hacer un growth hacker? A pesar del apellido de su nombre y a pesar de que en general se asocia el nombre de “hacker” (erróneamente) a la idea de cibercriminal, un growth hacker no tendrá que hackear sistemas, ni entrar en las bases de datos de la competencia ni crear malware. Su papel está ligado al marketing y a la estrategia. Este profesional tendrá que aplicar sus conocimientos y sus capacidades en las dos áreas en las que está capacitado (marketing y tecnología) para crear oportunidades para la empresa o descubrir lo que funciona. Es decir, usa su pensamiento analítico, las métricas sociales o su creatividad para crear oportunidades de negocio y para hacer que los consumidores descubran los productos de la empresa.
Así, a diferencia de las estrategias tradicionales que emplean los responsables de marketing, los growth hackers suelen trabajar en áreas que mezclan diferentes áreas y en las que se producen muchos datos. Son genios de la adquisición de consumidores vía viral o del uso de las herramientas de pago en internet para posicionar sus productos y a sus marcas, pero también de otras áreas tradicionales del marketing digital a las que ellos le dan una vuelta, como puede ser el SEO o el email marketing.
Y además el growth hacking no está limitado solo a un tipo de industrias o a las startups que están empezando y que están dispuestas a arriesgar de todas las maneras posibles. En un análisis de AdAge, en el que nombran al growth hacking como la próxima ‘gran cosa’ del marketing, ponen de hecho el ejemplo de un equipo ciclista, que consiguió pasar de ser una compañía del montón a ganar el Tour de Francia gracias a la visión de su growth hacker. El equipo lo hizo como todas las empresas que confían en un growth hacker acaban haciendo: descubrieron puntos de mejora y cambiaron sus características para hacerlas más adecuadas al mercado. De ese modo, triunfaron.
Una especie de nueva versión del social media marketing
Para triunfar con el growth hacking no hay, además, que olvidar las cosas que ya se tienen y las fuentes de crecimiento a las que ya se pueden echar mano. Como apuntan en el análisis de AdAge, el growth hacking no solo nace en el espacio en el que el desarrollo de producto y el marketing se cruzan sino que además emplea como base para crear éxito a las dinámicas sociales y a los efectos que causan las redes.
Es decir, para crecer las compañías que están echando mano de estas ideas y de estos profesionales saben ver la información que se puede extraer del entorno social y sacar partido a las dinámicas que se crean en los mismos. Todas las redes sociales que sugieren usuarios que podrían seguir o gente que podrías conocer están aplicando este principio. Y Dropbox consiguió elevadas cuotas de crecimiento haciendo que los consumidores invitasen a sus amigos, aprovechándose así de las dinámicas de red.
Además, todos estos esfuerzos tienen otro elemento en común, uno que hace que los esfuerzos de los growth hackers tenga un especial atractivo para las empresas. Lo que estos profesionales proponen no suele suponer un elevado coste para las compañías. Sus estrategias de crecimiento y sus movimientos para llegar al consumidor suelen aprovecharse de elementos ya existentes o de dinámicas que pueden ser fácilmente creadas. Los growth hackers suelen trabajar con presupuestos limitados, ya que su trabajo consiste en ver lo que se puede hacer con lo que en realidad ya se tiene o se puede tener más que creando nuevas (y caras) vías de comunicación.