Los últimos datos de Kantar Worldpanel demuestran la eficacia de la intervención del Gobierno al promover una Ley de Etiquetado para informar mediante un semáforo y colores la cantidad de grasas, sodio, azúcar y calorías en alimentos y bebidas.
Sólo los hogares con un alto nivel de preocupación por su alimentación afirman leer, en las etiquetas de los alimentos y bebidas, la cantidad de azúcar, grasas, sodio y calorías que contiene con el objetivo de cuidar la salud, explicaron en Kantar Worldpanel al analizar una posible ley de rotulación de alimentos envasados, dada su reciente aplicación en otros países de la región.
“En Argentina, el etiquetado no es un tema hoy pero consideramos que podría serlo pronto dada la preocupación del Índice de Masa Corporal (IMC) en niños y en la alimentación en general”, resalta Cecilia Alva, Clients & New business Director LatAm de Kantar Worldpanel y agrega que en Chile se implementó -el mes pasado-, una nueva ley de etiquetado para alertar a los consumidores de forma clara sobre los niveles de azúcar, sodio, calorías y grasas saturadas en productos de consumo masivo.
“Esta es la respuesta más reciente a una tendencia mundial donde la salud y el bienestar se convirtieron en un tema central, con el azúcar en la línea de fuego y la obesidad declarada como una emergencia de salud pública en muchos países”, apuntaron desde Kantar Worldpanel.
En los últimos años, los gobiernos de varios países impulsan impuestos o leyes para desalentar ciertos consumos. México fue el primer país de la región en enero de 2014 en optar por un impuesto sobre el azúcar incrementando los precios de los productos azucarados en un 13,3%. En el primer año, el impuesto disminuyó el consumo con un impacto en el total del gasto de -1,9% pero fue solo un cambio de corto plazo.
“Implementar una Ley de etiquetado en los envases de los alimentos y bebidas parece ser una mejor estrategia en el largo plazo para generar un cambio de hábitos y conciencia acerca del impacto que la alimentación tiene en la salud, ya que provee herramientas e información para que los consumidores tomen decisiones conscientes”, afirma Alva.
Ecuador dio el primer paso hacia una estrategia de etiquetado también en el 2014 y al igual que en México, tuvo un impacto a corto plazo en la reducción del consumo de categorías específicas como bebidas gaseosa, galletas y snacks salados, pero también aportó claridad acerca de cuáles alimentos y bebidas son en verdad más saludables.
Por ejemplo, el té listo para beber era percibido como una alternativa saludable a las bebidas carbonatadas, a pesar de que su nivel de azúcar es casi idéntico. Sin embargo, una vez que el etiquetado se puso en práctica, la base de clientes se redujo en un 15%. Incluso aquellos que decidieron continuar consumiéndolo, están bebiendo un litro menos cada tres meses, por lo tanto, el consumo total se redujo en un 25%.
En las cuatro primeras semanas de la implementación del etiquetado, el 98% de la población chilena estaba al tanto de las nuevas etiquetas, y tres de cada cuatro personas declararon prestarle atención. Además, la mitad de la población afirma que este cambio ya está impactando su elección productos. “El comportamiento es particularmente elevado en comparación con Ecuador, donde sólo el 29% había cambiado su elección”, destaca el informe.
“En Argentina, una ley de rotulación de alimentos envasados permitiría el empoderamiento de los consumidores, brindándoles la información alimenticia necesaria para decidir la compra de productos elaborados, como así también genera para los fabricantes el desafío de mejorar la composición de sus productos para mantener la preferencia por sus marcas”, finaliza el análisis.