“El único verdadero viaje de descubrimiento no es buscar nuevos paisajes, sino mirar con nuevos ojos”. Marcel Proust
Sabemos que la constante innovación es la única fuente de ventajas competitivas sustentables en el tiempo. La tecnología convierte en obsoleta la innovación del año anterior. El cambio tal vez sea la única constante, es también el eterno desafío para los educadores que buscan preparar a los estudiantes para el futuro. Si el mundo está siempre en constante cambio, ¿qué deberían enseñar los profesores? ¿Qué deberían hacer las escuelas para preparar a la próxima generación para los cambios drásticos que están transformando la forma en que se vive y trabaja en el mundo? ¿Es satisfactorio el currículo actual? Hoy, que el tiempo es el más grande innovador, ¿debemos aplicar más y nuevos remedios antes que esperar los males mayores?
Lo anterior requiere una gran fiesta de ideas, se sabe que la creación es ensayo y error, es corregir y reformular. Llega con años de estudio, de trabajo duro, con muchas frustraciones y pocas alegrías. Tomás Alba Edison dijo que un genio es un 10% de inspiración y un 90% de transpiración.
No hay idea sin concepto. El concepto es la representación mental del objeto. Para comunicar un concepto se precisa la palabra, sin ella para hablar de una “piedra” deberíamos apelar a que es: – dura, pesada, rugosa, etc.- y el concepto perdería su unidad. Por otra parte, sin la imagen, faltaría el soporte sensorial.
Los creadores combinan la imagen y la palabra. Einstein señaló que para él la imaginación es más importante que el conocimiento. En vez de complejas ecuaciones matemáticas, hablaba de trenes en movimiento, de rayos, de ascensores en caída libre.
Hay que ver más allá en un mundo lleno de información. El conocimiento la usa para crear conceptos e ideas. La sabiduría es el fruto del conocimiento y la experiencia. Sin conocimiento no hay juego creativo. Las neuronas espejo copian los factores que llevan a la meta. Las ideas vuelan y se las lleva el viento. Hay que atraparlas en el aire con libreta en mano. Pasteur decía que el azar sólo favorece a las mentes preparadas. Nos enseñan a pensar en problemas a resolver que generan más problemas. Esto nos precipita en un círculo vicioso que destruye el entusiasmo. La Indagación Apreciativa le da forma al hábito de hallar lo bueno y darle viabilidad. En lugar de enfocar la mente en el problema, se apoya en el descubrimiento positivo para fortalecerlo y hacerlo realidad.
No olvidemos que, en el ciclo de conocimiento, trabajo, inspiración e innovación nada se aprende sin que nos emocione y nos motive. La inteligencia emocional tiene la palabra. El cerebro funciona cuando se abre.
La caverna…
En el mito de la caverna, Platón nos cuenta que unos infortunados prisioneros han sido encadenados a la pared de una oscura caverna que, privándolos de la luz directa del día, sólo les deja ver las sombras de los hombres libres que caminan por fuera de ella. De esta manera, los prisioneros de la caverna de Platón sólo perciben esos vagos fantasmas de la realidad exterior, que les es negada hasta que, según pasa el tiempo, y cuando ya han olvidado lo que antes, cuando también ellos eran libres percibían, terminan por creer que la realidad, toda la realidad, sólo consiste en lo que les muestra la tenebrosa pared de su caverna. Pero un día, venturoso y desventurado a la vez, uno de los presos se libera de sus cadenas y sale para descubrir con asombro la riqueza, la maravilla, del mundo exterior. Feliz, pero también generoso, el prisionero liberado desciende entonces hasta donde todavía yacen sus antiguos compañeros, para contarles lo que vio e invitarlos a que rompan sus cadenas y asciendan a la luz junto con él. Aquí estalla la tragedia, porque los prisioneros de la caverna no sólo no le creen a su compañero exultante, sino que, alarmados por la escandalosa revolución de la verdad que les propone, terminan matándolo.
“Si no puedo hallar mi camino, yo mismo lo abriré”. Napoleón
Cuando un sistema funciona la tentación es dejarlo en piloto automático. La actitud natural ante el éxito es repetir la conducta ganadora sin advertir los riesgos que entraña. Para organizar el caos automatizamos las respuestas, pero ser competitivo es saber reaccionar ante los cambios o mejor provocarlos. Esa virtud no es programable. La mente no cierra sus rutas con el pasado, puede construir caminos paralelos sin destruir los existentes.
Salir de la rutina. Dar pasos pequeños mantiene el cerebro en forma. Sin temor a lo desconocido, transita con facilidad de la curiosidad hasta el asombro. Hay zonas de comodidad, estrés y tensión. Los nuevos caminos son ramas neuronales, como árboles que transportan la energía. Entrenar la inteligencia es mover el interruptor de automático a manual. Combinar la atención flotante con la focalización.
Imaginar, en un mundo dominado por abstracciones, deviene de observar las formas, colores, sabores, olores y sensaciones.
La imagen atrapa por su belleza, el concepto es útil pero no emociona, su función es utilitaria. La imagen produce sensaciones influyentes que la imaginación potencia.
En un mundo materialista prevalecen los conceptos y la imaginación se subordina. Pero la imaginación será imprescindible si queremos reinventar el futuro.
Observar produce sus efectos, la realidad es la misma, lo que cambia es la visión. La mirada creativa captura lo que la mirada convencional no ve, aunque la materia sea la misma. La observación no es inocente, si es positiva genera endorfinas, neurotransmisores del bienestar y del alto rendimiento. Las percepciones negativas enferman.
La palabra es el complemento de la imagen: leer enseña a mirar. La percepción lógica del hemisferio izquierdo amplia la sensación, aporta a los estímulos su significado.
El vértigo por lo mecánico, es una caída que fascina, que fusiona pero que no promueve la libertad. Es dejarse arrastrar, sin ofrecer resistencia alguna, por una fuerza bruta.
Desarrollo de la capacidad perceptiva. El proceso educativo debe posibilitar el descubrimiento del esplendor en las cosas sencillas con una mirada que vea más allá.
En una fuente natural emerge el brotar de lo hondo, el correr incesante, el darse sin medida, el misterio de lo desconocido; es un símbolo de la vida. Esto es encuentro.
La observación atenta a los detalles, la comprensión del significado, producen la tensión creativa entre la obra y quien la contempla, que toma conciencia de su propio ser.
Al sensibilizar la percepción, la belleza de lo natural aflora en su riqueza, se alcanza con una mirada transfiguradora. El artista es capaz de plasmarla con una imitación desestructurada. Este esplendor desaparece con la funcionalidad. Aura y utilidad son irreconciliables: la obra de arte es un fin en sí misma, es objeto de contemplación. En la educación se transmiten conocimientos y se promueven actitudes, como la estética.
Cuanto más capacitado se esté para el asombro más humano se será, el hombre es un ser para el asombro. Lo que debe cambiar es su propensión utilitaria.
La tecnología hizo prevalecer el concepto sobre la idea. Así se perdió el alma de la inteligencia. El concepto abstrae la esencia pero no refleja el contacto sensorial. Arranca la flor para conocerla, pero así la mata. El concepto mide la cantidad, no la calidad.
La creatividad es como un caballo salvaje, el concepto la debe domar, orientar y guiar. Si no se hace se corre el riesgo de que nos lleve a cualquier parte.
Cuando Manuela mi ahijada de tres años y medio, me mira entre sus piernas, sabe que ve un mundo diferente.