Las empresas suelen contratar seguros para proteger sus activos fijos y para resguardarse de posibles demandas por daños a terceros.
Sin embargo, a pesar de todas estas precauciones, la mayoría sigue expuesta a un riesgo fundamental: ¿qué sucede en caso de muerte, incapacidad física o enfermedad prolongada de un trabajador clave?
En toda firma, independientemente de su tamaño, existen ciertas personas indispensables para el crecimiento: un vendedor extraordinario, un empleado de gran creatividad o un gerente excepcionalmente hábil para el manejo político.
¿Cuánto perdería la empresa en caso de que alguno quedara incapacitado para trabajar?
En general, los directivos no se anticipan a estos escenarios sino que sólo toman medidas reparatorias una vez ocurrido lo peor. Pero lo cierto es que las medidas reactivas implican ciertos costos que podrían haberse evitado a través de la prevención.
En este caso, la incapacidad del empleado clave implica pérdida de ingresos, gastos de reemplazo y entrenamiento del nuevo trabajador, etc.
Ahora bien, ¿cómo puede la empresa protegerse de estos costos?
En el mundo de los seguros, existe un producto denominado Key Man Insurance que, como su nombre lo indica, cubre a la organización en caso de incapacidad de sus trabajadores clave.
Básicamente, se trata de un seguro de vida. Su particularidad es que se aplica exclusivamente a quienes desempeñan un rol importante en la vida de la empresa.
La cobertura se “gatilla” en caso de que el trabajador asegurado quede incapacitado por alguno de los motivos establecidos en el contrato.
Así, el seguro otorga a la firma una cierta cantidad de capital que podrá utilizar para cubrir los costos de personal temporario, compensar la pérdida de ingresos y financiar la búsqueda y capacitación de su reemplazante.
En definitiva, nada puede reemplazar a las personas. Sin embargo, los imponderables ocurren. Y asegurar a sus mejores trabajadores permite a una organización reducir los costos de perder talento clave.