Hoy Vamos a estudiar uno de los elementos primordiales que debe tener un buen líder.
La congruencia es la armonía y el balance que existe entre nuestros pensamientos, acciones y emociones, con un elemento adicional de conciencia.
Esta armonía comienza con una definición clara y consciente de quienes somos, incluyendo en esa definición nuestra fortalezas y los aspectos que no tenemos bajo nuestro control.
Es producto de un desarrollo, representa alcanzar una meta personal, es el producto de un crecimiento exitoso. En ese proceso de crecimiento el obtener la madurez física es la parte menos complicada. La madurez intelectual, psicológica y espiritual, donde podemos demostrar una congruencia, en otra cosa, especialmente cuando ese proceso se interrumpe o se frustra por un por un medio por un medio ambiente que en vez de espaldar nuestro crecimiento lo obstruye. Ejemplos no faltan de ambientes familiares que se nos presentan con ideas negativas, violencia, incertidumbre y miedo.
Soy responsable de mis acciones, emociones y pensamientos y, por lo tanto, me responsabilizo de cómo manejo a otros individuos y no puedo alegar que alguien me hizo comportarme así.
Así como necesito saber de que debo ser responsable, también necesito saber de qué no soy responsable. Necesito saber mis limitaciones, que son parte de mi identidad. Soy responsable de mis pensamientos, emociones y acciones, pero de nada más. Puedo influenciar, pero no puedo controlar la mente de otros. No puedo determinar lo que otros piensen, sientan o hagan.
Si me hago responsable de esas cosas que están más allá de mi control, pondré a mi autoestima en peligro, ya que inevitablemente fallaré mis propias expectativas. Así como aprendemos que no tenemos control sobre otros y sus vidas, tenemos que entender que el control sobre nuestros pensamientos, acciones y sentimientos no es limitado. Congruencia y libertad de expresión no significan omnipotencia. A veces no somos afectados por fuerzas políticas, sociales, o del medio ambiente que no escogemos, solo podemos escoger el modo en que respondemos frente a ellas.
El primer paso para la congruencia es generar una definición clara de quien soy, incluyendo habilidades y aspectos que todavía no tengo a mi servicio. Entender que en el trascurso de nuestras relaciones interpersonales escucharemos muchos comentarios críticas. Sin embargo, nunca se aceptara una crítica, comentario, mensaje personal, por sobrentendido y obvio.
El segundo paso es entender quienes son los individuos que nos comunican los diversos mensajes y que cada uno de esos mensajes tiene diversos significados. Por lo tanto, se hará un esfuerzo por no darle un significado de agresión o crítica como primera interpretación al mensaje verbal escuchado.
El tercer paso es estar dispuesto a analizar el mensaje, crítica o comentarios, y observar la posible validez del mensaje para nuestro aprendizaje y crecimiento.
El cuarto paso es mantener el dialogo constante a través de preguntas de corroboración, si lo que se esta escuchando es lo que el mensajero de la critica, posición o comentario quiere que se escuche.