El 2024 será recordado en Argentina como el año de la interoperabilidad. Hasta hace poco más de un mes, la visual de cualquier comercio estaba protagonizada por códigos QR de todo tipo. Literalmente me enfrenté a una caja que tenía hasta cuatro códigos distintos: un escenario pintoresco, pero que no favorecía ni a los consumidores ni a las empresas.
Y en medio de todo este collage, el impacto de otra realidad. Porque, aunque la interoperabilidad de medios de pago se debate hoy ardientemente, hay un elemento que se resiste a desaparecer: el dinero en efectivo – una práctica aún muy arraigada a algunos gastos puntuales, como por ejemplo las propinas.
Pero ahora algunas cosas están cambiando. Por medio del Decreto 731/2024, el gobierno nacional autorizó el uso de medios electrónicos para que los clientes puedan abonar propinas en los comercios vinculados a los sectores gastronómicos, hoteleros, expendedores de combustible, entregas a domicilio y cualquier actividad en las que se considere costumbre dar gratificaciones (en Argentina son casi todas).
A diferencia de otros países, aquí la propina es tradición porque se suele considerar como una parte importante de la retribución; tanto, que se metió de fondo en nuestra cultura. Hoy es normal salir a cenar, pagar desde el smartphone y tener algo de efectivo para poder dejar propina – dinero que en 90 días va a sumarse igualmente al flujo de dinero electrónico.
De esta manera, un cashflow que solía manejarse entre colaboradores, va a poder estar centralizado y digitalizado. Esto es un punto que lejos de ser un problema administrativo o financiero más, veo como una oportunidad para incorporar nuevas soluciones que no solo beneficien el blanqueo del flujo de dinero, sino que también generen gratificación a nivel del capital humano y facilidades para los clientes.
Acá el protagonismo lo van a tener los establecimientos que efectivamente sumen esta alternativa. El decreto indica que los comercios deberán proporcionar una cuenta para el uso exclusivo de los empleados en donde puedan acreditarse las propinas. Sobre el funcionamiento de la cuenta recaudadora, las autoridades remarcaron que ésta deberá cumplir con el requisito de interoperabilidad. La modalidad de transferencia tendrá dos opciones ya que el monto podría ser destinado a cada empleado que hubiera recibido la propina o, por el contrario, funcionar como una especie de caja común que posteriormente sea dividida entre el personal.
¿Qué servicios puedo ofrecer a los colaboradores a partir de esta medida? Dado que voy a tener visibilidad sobre este cashflow, ¿puedo sumar una retribución extra teniendo en cuenta el monto total por mes que se reciba, incentivando el rendimiento? ¿Puedo dar facilidades para su administración? ¿Puedo generar una campaña de cara a los consumidores finales para incentivar la propina electrónica?
Al comunicar esta medida, el gobierno aseguró que hasta un cuarto del movimiento de dinero pase a darse por canales electrónicos y en este periodo de transición la nube volverá a ser protagonista para garantizar la agilidad y adaptabilidad necesarias. Yo veo el vaso medio lleno y a la propina electrónica, lejos de ser un dolor de cabeza, como un abanico de oportunidades para seguir potenciando los negocios gracias a la digitalización.
Por: Agustín Schachmann, VP de Ventas de Servicios Financieros, Oracle América Latina