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La evolución del Outplacement

El mundo vivió profundos cambios en los últimos años y los escenarios económicos debieron reajustarse. Las empresas atravesaron un proceso de adaptación de los programas de tránsito de su personal (fuera de relocalización, jubilación o reestructuración. En este marco los programas de outplacement comenzaron a ajustarse a los requerimientos del mercado laboral y a los desafíos que hoy plantea la economía globalizada.

El outplacement es una disciplina profesional en constante evolución. En los últimos casi 30 años se ha ido desarrollando y las diversas metodologías que surgieron han enriquecido la práctica y su gran avance en todo el mundo.

Por entonces, la forma de abordar esta disciplina era muy distinta a la actual. Aquel “mundo del trabajo” poco tenía que ver con los desafíos que hoy nos plantea esta nueva economía globalizada y vertiginosa.

Si se establece una comparación entre el Outplacement “modelo ´80” con el actual, se logra visualizar claramente cómo fue necesario adaptarse con responsabilidad y creatividad a los requerimientos del mercado laboral del siglo XXI.

Un paso más allá de la técnica
En los´80, el servicio profesional consistía básicamente en brindar técnicas (de búsqueda, entrevista, elaboración de CV, etc.) y esquemas de trabajo formalizados. Hoy, además de facilitar estas herramientas –necesarias para cualquier proceso de reinserción-, es necesario ir más allá y realizar un “coaching de carrera”. Esto significa que se alienta a que el participante aproveche su transición laboral como un espacio para reflexionar acerca de su futuro, repensar sus objetivos y explorar nuevas posibilidades de acción.

De este modo, los programas de outplacement apuntan a facilitar una pronta reinserción laboral pero también a que cada persona realice un balance de su trayectoria y, desde una visión estratégica, planifique alternativas de trabajo y -fundamentalmente- se haga cargo de su propio desarrollo labora//profesional.

La imagen social del desocupado
Años atrás, las desvinculaciones no eran frecuentes y, cuando sucedían, solían ser por causas muy serias. Por lo tanto, la mirada social hacia el desocupado era condenatoria y quienes atravesaban por esta situación solían caer en graves crisis. En la actualidad, las desvinculaciones forman parte de la dinámica de la economía globalizada y las personas que pierden su empleo ya no son “señaladas” por la sociedad ni viven la transición laboral con vergüenza o dramatismo. Es importante recordar que el “empleo de por vida” es cosa del pasado y que el tiempo promedio de permanencia en una empresa es de cinco años.

Prueba de esto es que, hace una década, la edad de los participantes de los programas de outplacement rondaba los 53 años, mientras que ahora es de 42 años. El cambio obedece a que antes la gente era desvinculada porque ya estaba próxima a jubilarse, pero hoy puede irse a los 30 ó 40 años simplemente porque concluyó su proyecto laboral o porque sobrevino algún cambio en la empresa.