Comienza una nueva edición de los Juegos Olímpicos, y con ellos renace el fervor argentino por alentar a los deportistas seleccionados y verlos ganar. Pero, ¿alguna vez nos preguntamos cómo puede impactar en su rendimiento la presión que un país, y su entorno, puede ejercer sobre ellos?
Hoy en día es muy común escuchar hablar del “entrenamiento mental” en el ámbito del deporte, que trabaja para desarrollar ciertas habilidades psicológicas que permiten mejorar y perfeccionar el rendimiento de los deportistas.
Y de esto no queda exento el mundo del fútbol. Muchas veces se subestima el impacto que genera en los futbolistas profesionales las presiones que ejercen sobre ellos los técnicos, preparadores físicos, los periodistas, o incluso los mismos hinchas. Para hacerle frente al potente “murmullo de la tribuna” hay que tener fuerza, y no precisamente física. Por eso, no son muchos los jugadores que pueden tolerarlo y rendir lo mismo.
¿Se puede entonces ser un 10 en la cancha siendo físicamente el mejor? Un estudio de la Universidad de Kent, recientemente publicado por la revista Medicine & Science in Sports & Exercise, demostró por primera vez que la fatiga mental puede tener un impacto negativo en el rendimiento de futbolistas de primer nivel con una capacidad física extraordinaria.
La investigación, realizada para medir la fuerza mental de los jugadores al encarar los partidos de fútbol, fue llevada a cabo sobre 2 grupos. Uno de ellos fue sometido a diversas prácticas de desgaste mental (a través de juegos de computadora), mientras que el otro a reposo y descanso. Luego de esto, les efectuaron diversos estudios de capacidad física (velocidad, potencia aeróbica); y, pudieron comprobar que presentaron distinto rendimiento en su desempeño deportivo. A su vez, les hicieron dar pases y patear al arco, y comprobaron que aquellos que se encontraron fatigados fallaban en los pases y hacían menos goles que los que se encontraban descansados.
Entonces, podemos concluir que la fatiga mental tiene mucho peso en el desarrollo del juego. Lo que nos invita a pensar cómo llegan los equipos a este tipo de competencias deportivas que presentan una gran presión no solo para los deportistas sino también para los hinchas y fanáticos.
La fuerza mental como valor diferencial
Antiguamente, los deportistas se elegían de acuerdo a la fuerza que tenían, luego por su velocidad. Ahora, aparece la fuerza mental como el valor diferencial de los jugadores en la cancha para tolerar la presión del entorno, sin descuidar, claro está, su máximo rendimiento deportivo.
Pero, ¿cómo se para el equipo más allá de lo físico, cómo se trabaja con los deportistas para desarrollar estas habilidades emocionales? Para esto, se han vuelto cada vez más centrales los psicólogos, coaches, y una nueva tendencia en ascenso: las neurociencias aplicadas al deporte.