Las marcas hacen un trabajo duro para posicionarse en el mercado. Sus gestores hacen grandes estrategias y elevadas previsiones sobre cómo podrán trabajar para asegurarse que conectarán con las audiencias y que lograrán llegar a sus potenciales consumidores. Las firmas intentan crear eslóganes memorables, jugar con los diferentes sentidos para conseguir que los mensajes pasen, realizar trucos y potenciar elementos para conseguir activar mejor la memoria de los consumidores? Las marcas se esfuerzan, en definitiva, no solo para ser relevantes sino también para ser memorables.
Pero, a pesar de todos los esfuerzos de las marcas y a pesar de todo el trabajo que realizan sus gestores para intentar conseguir los mejores resultados y para intentar posicionarse de la forma más eficiente y efectiva posible ante sus consumidores, las compañías no logran (ni de lejos) lo que están buscando. Porque, a la hora de la verdad, a los consumidores las marcas les dan bastante igual y la relación que se establece entre unos y otros es mucho más limitada de lo que a las marcas les gustaría pensar. En realidad, si mañana desapareciesen las marcas, al consumidor medio esto le daría completamente igual.
La idea no es nueva. De hecho, la primera percepción que se tuvo de forma científica de esta cuestión y de ese desapego por parte de los consumidores de lo que las marcas significan llegó hace ya unos cuantos años. En 2008, un estudio de Havas apuntaba que la mayoría de los consumidores era indiferente ante la desaparición de la mayoría de las marcas. Si un 74% de las marcas existentes en el mercado desaparecían, a los consumidores les daba igual. Años después, se ha repetido el estudio y los datos son igualmente sorprendentes. A pesar de todo lo que se habla, a pesar de todo lo que han trabajado las marcas en los últimos tiempos, las cosas no han cambiado. Las cifras se han repetido una vez más y el estudio ha llegado a las mismas conclusiones.
“Estos resultados nos dan el mismo toque de atención que nos dieron en 2008 cuando demostramos que a la mayoría de la gente no le importaba si desaparecían el 74% de las marcas”, alerta Yannick Bollore, responsable del Havas Group, a The Drum.
La situación es bastante lamentable, ya que las marcas están invirtiendo grandes cantidades de tiempo, esfuerzo y dinero para conseguir algo que, al final, no están logrando. Para los consumidores, lo más probable es que su compañía resulte irrelevante.
Qué esperan de las marcas
En esta nueva edición, se han sumado además otros datos. Los consumidores tienen expectativas sobre las marcas y no creen que ahora mismo estas estén a la altura. En general, los consumidores son especialmente escépticos en lo que toca a las marcas y no se creen lo que estas aportan. Un 75% de los encuestados considera que las marcas tienen que trabajar para mejorar su calidad de vida y su bienestar, algo que de forma amplia creen que no están haciendo. Solo un 40% de los encuestados señala que las marcas están haciendo justo eso.
¿Cómo hacer esto y cómo aportar elementos significativos, con impacto? Como muchos estudios antes, en este caso también se tira por el contenido. Los consumidores quieren que las marcas creen contenidos para conectar con ellos. Un 84% lo espera, aunque el contenido que están recibiendo no es ni de lejos lo que quieren. Un 60% considera que el contenido que producen las marcas es pobre, irrelevante y no cumple lo prometido.
La lista de las cualidades que los consumidores esperan del contenido de las marcas incluye el inspirar, el educar, el informar, el ayudar y el recompensar. Según el análisis de Havas, solo el 40% de las marcas líderes ofrece este tipo de contenidos.
Fuente: Puro Marketing