Las TICs son grandes aliadas de la “nueva normalidad” que el mundo está viviendo y transitando de diferentes maneras. Sin lugar a dudas, la pandemia se convirtió en el principal disruptor del cambio digital de las empresas y de los negocios; una transformación que se venía dando en algunos rubros con mayor velocidad que en otros, más reticentes.
Esta situación afectó particularmente a la economía y a las industrias de todo el mundo, pero también a nuestra manera de relacionarnos. Todo empezó a depender del uso tecnológico y digital, la comunicación con el resto de la humanidad pasó a ser en forma virtual. De acuerdo a un informe de la red social Facebook, con la llegada del COVID-19, la mensajería aumentó más del 50% durante los últimos seis meses. Del mismo modo, las llamadas de voz y video se incrementaron más del doble en Messenger y WhatsApp.
Es por ello, que en este contexto de tantos cambios que se generan de manera vertiginosa, la industria de las TICs pasó a ser esencial, tanto para el mundo del trabajo y de los negocios, como para cada uno de los aspectos de nuestra cotidianeidad.
Básicamente hubiera sido imposible mantener muchos aspectos de la vida diaria si no existiera el teletrabajo, la educación a distancia, las transacciones móviles, los trámites online, y la telemedicina, entre otros. El acceso y la conectividad a internet pasaron a ser servicios de primera necesidad, lo cual puso de manifiesto las diferencias entre poblaciones y zonas geográficas, colocando en agenda de prioridades para el sector público y privado, la problemática de la brecha digital.
En 12 países de la región, en promedio un 81% de los hogares más ricos está conectado y esa cifra cae a un 38% en los hogares más pobres, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). El mismo reporte señala que, el 46% de los niños entre 5 y 12 años, vive en hogares sin internet, lo que implica, que en este momento hay más de 30 millones de niños excluidos del sistema educativo.
En concreto, la agenda del presente y futuro de Argentina y el mundo, debe estar atravesada por este fenómeno de transformación en base a la innovación tecnológica y digital, pensando en la nueva normalidad y necesidades del futuro cercano, para formar y capacitar a las generaciones venideras.
La pandemia nos muestra que el futuro llegó antes de lo esperado y que las empresas deben repensar sus formas de comercializar y sus modelos de negocios. Así como cambian las formas de comunicarnos, de trabajar y estudiar, también muchas empresas de servicios y productos necesitan transformarse, antes de lo esperado. Convencidos o no del cambio, lo que se viene es una realidad:
- Avance del e-commerce: Las empresas ofrecerán nuevos servicios on line, con mejoras en la logística y en la experiencia de los consumidores.
- Relacionamiento virtual en reemplazo del contacto presencial: Se está dando una rápida transición hacia interfaces de voz, reconocimiento facial y métodos de pago sin contacto.
- Reuniones virtuales y equipos remotos: La metodología de trabajo y formas de relacionamiento entre empleadores/directivos, es tal vez, una de las cosas que más sufrió el impacto del COVID-19. Hay mucho todavía por mejorar y reglamentar, pero no hay dudas, que ya no será como antes de la pandemia.
- Revalorización del tiempo y recursos: Las empresas y entes públicos, deben reformular los tiempos de trabajo y procesos de producción, para poder ser competitivos en un nuevo escenario que hoy, es 100 % virtual.
- Hoy más que nunca, una buena base de datos vale oro: los procesamientos y análisis de Big Data, son cada vez más valorados para todo tipo de actividad, particular y pública.
Toda crisis es una oportunidad. Y en este sentido, es un gran desafío para el mundo tecnológico, porque los cambios que se aceleraron a partir de la llegada del COVID-19, en mayor o menor medida, dependen de creer e invertir en la transformación digital, en infraestructura relacionada a la innovación. Nuestra industria de software está preparada para hacer frente a los desafíos de esta época. Es el momento de poner en marcha los talentos que Argentina tiene en el mundo de las TICs.
Asesoró: Javier Minsky, CEO de Virtualmind