Hay muchas preguntas que, mal respondidas, pueden decir adiós a tu ansiada entrevista de trabajo. Pero hay una en concreto que muchas empresas suelen hacer y que muchos candidatos no saben responder del todo bien… Esa pregunta es: ¿cuál es tu mayor debilidad?
Para responder a esta pregunta debemos comenzar siguiendo una premisa: la sinceridad. Pero no sinceridad “a bocajarro” y sin filtro. Debemos coger una debilidad real y convertirla en un punto que juegue a nuestro favor.
Parece complicado pero no lo es tanto. Por ejemplo: “soy una persona demasiado perfeccionista y exigente, tanto que a veces busco esa perfección de una forma obsesiva. Pero estoy aprendiendo a ver las cosas desde otra perspectiva y a aceptar que todos podemos equivocarnos como forma de aprendizaje.” ¿Entendido?
Además tenemos que ser concretos, ir al grano. En esta pregunta no podemos divagar porque si lo hacemos es más que probable que metamos la pata en algún momento. Intenta lo dicho antes, escoger una debilidad concreta (y real) que pueda tener una forma de “darle la vuelta” para hacer de nosotros personas con ganas de mejorar y de superar esas debilidades.
Por supuesto, no digas jamás que tú no tienes debilidades. Sencillamente porque todo el mundo las tiene y negarlo es una incoherencia (y una mentira como una casa). Así que mantén la humildad en tu respuesta.
¿Un consejo? Prepara antes una respuesta buena y coherente para que no te pille de improvisto cuando te hagan la pregunta.
¡Suerte!