Hoy, y como producto directo de lo que se ha dado en denominar Sociedad de la Información, muchas prácticas organizacionales están dejando de pertenecer al ámbito de la realidad física para depender en gran medida de la velocidad que las nuevas tecnologías de la comunicación y la información imponen al traslado de los flujos de datos informativos.
Aproximar a la empresa, desde su mundo al mundo de la sociedad de la información, significa enfrentar desafíos, desde los elementos de la complejidad en la que vivimos evitando la fragmentación.
La utilización de nuevos lenguajes, conocidos como múltiples o emergentes (alfabetización mediática/digital/audiovisual), no significan descartar los vigentes. Muy por el contrario, sugieren repensar una nueva forma de conectar el saber poseído por la organización con el demandado por ella misma de cara a la complejidad ambiental existente.
Es importante, que quienes capaciten, se interroguen buscando nuevos modelos de conocimiento multidimensional, para instalarlos desde los ámbitos de la conducción/gestión para viabilizar rupturas epistemológicas que colaboren para el encuentro de mejores soluciones. Se deben atender a los siguientes interrogantes:
¿Qué pretende la empresa, como política de capacitación, en una época caracterizada por profundos cambios?
¿Qué competencias personales, interpersonales y profesionales desean desarrollar en sus empleados?
¿Qué relación puede haber entre la situación actual de la organización y la situación proyectada?
La irrupción de los medios tecnológicos, sugieren iniciar una reforma del sistema comunicativo – pedagógico que hoy tenemos. Esto induce a plantear alternativas permanentes de formación para que, reconociendo esta nueva realidad organizacional puedan construir modelos educativos flexibles, pertinentes y relevantes.
En este escenario gracias un buen proceso de capacitación empresarial, mediado por tecnologías, se potenciaría nuevos los marcos de información, con saberes integrados, con vinculación pertinente y útil para reconocer la acción formativa como un proceso de toma de decisiones y al capacitador como el profesional encargado de asumirlas. El capacitando, es capaz de asimilar nuevas motivaciones, según los perfiles de acción de la organización, que le permitan desarrollar:
Habilidades conceptuales: para forjar un pensamiento generativo y estratégico que optimice sus propios logros y haga trascender esos resultados.
Habilidades técnicas: que les permitan conocer con método las mejores formas de insertarse eficientemente en todos los sistemas a los que puede acceder.
Habilidades socio-comunicativa: para utilizar hábilmente los códigos de la anterior y actual alfabetización, como partícipe socialmente responsable de sus propios intereses con los del resto de su entorno.
Concluyendo, podemos afirmar que la generación de un nuevo espacio de interacción institucional, aprovechando las posibilidades de las TIC, facilitará la optimización del hecho educativo iniciando un proceso más efectivo de incorporación de conocimientos contextuados a la realidad actual.