Un estudio internacional realizado por la empresa Booz & Company entre más de 800 altos ejecutivos de las principales compañías de 65 países revela que muchas empresas están tomando medidas que limitan sus posibilidades de tener éxito. En aquellas empresas que atraviesan dificultades financieras, el 65% de los entrevistados considera que todavía su compañía no está centrando sus esfuerzos en implantar medidas a corto plazo para garantizar su supervivencia.
Según adelanta en un comunicado, el estudio, realizado el pasado mes de diciembre, muestra también que una cuarta parte de las compañías que afrontan la crisis desde una posición de fortaleza no están aprovechando plenamente las oportunidades de crecimiento que se les presentan. Las encuestas realizadas reflejan que están dejando pasar oportunidades de crecimiento al no impulsar sus estrategias de expansión en mercados emergentes, la adquisición de empresas o la inversión en talento.
Los encuestados tenían que ubicar a su compañía en función de su posición financiera y ventaja competitiva, dependiendo de la capacidad de la compañía para conducir la situación sin medidas financieras de apoyo externas inmediatas, y una posición competitiva determinada por su mejor o peor situación frente a la competencia en cinco dimensiones (costes, producto/posicionamiento de marca, tecnología/capacidades, liderazgo/dirección, y habilidad para influir/colaborar con las autoridades regulatorias).
Las respuestas al estudio han hecho posible identificar cuatro tipos de empresas entre los encuestados: Compañías fuertes (caracterizadas por una fortaleza financiera y competitiva), Compañías estables (financieramente fuertes pero competitivamente débiles), Compañías Luchadoras (débiles financieramente pero competitivamente fuertes) y Compañías Débiles (débiles en ambas dimensiones).
Poca credibilidad
El 40% de los entrevistados tiene dudas sobre la credibilidad de los ejecutivos y líderes de sus compañías para hacer frente a la crisis. Aún más alarmante es que un tercio de los Consejeros Delegados o ejecutivos de primer nivel directivo expresa sus dudas sobre la credibilidad de unos planes que, supuestamente, han creado ellos mismos.
Además, un 46% se muestra escéptico respecto a la capacidad de los gestores para llevar a cabo el plan para afrontar la recesión con independencia de si este es creíble o no. Por debajo de los niveles de Director General los encuestados indican incluso un mayor escepticismo (51%).
Sorprendentemente, a pesar de las aparentemente inapropiadas medidas que se están tomando y las dudas respecto al liderazgo, el 54% de los ejecutivos encuestados cree que la crisis económica tendrá en última instancia un impacto positivo sobre la competitividad de su empresa a medio y largo plazo.
Esta expectativa es una cuestión generalizada tanto geográficamente como por sectores de actividad, aunque son los mercados emergentes los más optimistas de cara el futuro (59%). No extra que los encuestados que consideran que sus empresas son financieramente fuertes y competitivas son los más positivos (64%) acerca de cómo su empresa saldrá de la crisis.
El informe revela que el 40% de los encuestados considera “que las iniciativas de responsabilidad social corporativa y políticas ecológicas se reducirán significativamente debido a la recesión”. Esta desaceleración será especialmente pronunciada en el transporte (51%) y la energía (47%), sectores en los que los entrevistados creen que los programas de responsabilidad social de sus empresas se retrasarán.
Algunas recetas
Basándose en los datos obtenidos por la encuesta, sus autores dan una serie de recetas para amortiguar, en la medida de lo posible, los datos negativos que arroja. Así, se recomienda un análisis en profundidad sobre el impacto de la recesión en su sector y la posición de sus empresas. Según el estudio “un auto-diagnóstico preciso es fundamental para poner fin al ciclo de acciones estratégicas inapropiadas”.
Asimismo, recomienda diseñar un buen plan de actuación que contemple los aspectos fundamentales pero a la vez tenga en cuenta que es imperativo actuar rápidamente y que los recursos disponibles pueden verse reducidos a causa de la crisis. Se trata de identificar un conjunto limitado de iniciativas sencillas que tengan el potencial de marcar la diferencia a corto plazo.
Finalmente, considera que es muy importante “comunicar y ejecutar” para que los directivos de las empresas recuperen la confianza tanto de ejecutivos y empleados escépticos como de accionistas reticentes a asumir riesgos. Estos riesgos, que el informe denomina “inteligentes”, permiten a las empresas aprovechar la oportunidad de actuar estratégicamente a largo plazo y mejorar el posicionamiento de sus compañías en los próximos años.