Los empresarios reconocen que “ser verdes” es una corriente dominante, en el pensamiento actual. Pero aún son pocos los que certificaron las normas ISO 14.000, que estandarizan procesos para proteger al medio ambiente.
Recientemente se realizó un estudio cuantitativo online para relevar la posición empresaria respecto de la norma ISO 14000. Para ello se encuestó a 134 ejecutivos de empresas medianas y grandes, con actividad en la República Argentina.
La ISO 14000 es un grupo de normas referidas a la gestión ambiental aplicada a la empresa, cuyo objetivo consiste en la estandarización de formas de producir y prestar de servicios que protejan al medio ambiente. La consultora DatosClaros, que llevó adelante la encuesta, seleccionó a ejecutivos y gerentes de Relaciones Institucionales y/o Gestión de Calidad, con conocimiento de las gestiones sobre cuidado ambiental que se lleva adelante en la empresa donde se desempeñan.
Los resultados fueron llamativos. En primer lugar, los empresarios argentinos consideran que es de gran importancia la decisión empresarial en torno a la variable ambiental, y que todos los sectores de la compañía debieran estar involucrados en las acciones llevadas a cabo. Sin embargo, la posibilidad de que las empresas implementen acciones de protección del medio ambiente está ligada a una decisión empresarial impulsada desde el ámbito de conducción de la compañía.
Esta decisión se promueve a partir de la convicción personal de los directivos (33%) y/o a partir de un mandato corporativo (29%). El peso de la preferencia de los clientes quedó en el tercer lugar (sólo recibió un 19% de las menciones como factor que impulsan el accionar por el cuidado del medio ambiente), mientras que la atención mediática sobre el tema quedó relegada al cuarto puesto, con el 10% de las menciones.
Sin duda, el proceso de certificación aún no se visualiza como un paso prioritario para la actividad de las empresas.
Del total de empresarios consultados, sólo el 30% manifiesta que su empresa ha implementado la certificación ISO 14000.
Cabe señalar que las empresas no tienen mucha trayectoria con la norma, principalmente porque su creación fue reciente. En efecto, el 31% de las empresas que sí certificaron la ISO 14.000 menciona que ésta se produjo entre el año 2000 y el año 2005, mientras que un 26% señala que fue con posterioridad a 2005. Por otro lado, existe un 26% que manifiesta que la certificación está en trámite. Esto da lugar a considerar que es un proceso que recién está ingresando en nuestro país, por lo que su impacto se debería visualizar de acá a unos años.
Entre las empresas que no implementaron la certificación, sólo el 24% manifiesta que está planificando hacerlo. Este bajo porcentaje se explica, entre otras cosas, a partir de considerar que la actividad de la compañía no perjudica el medio ambiente. En segundo lugar se considera a la falta de recursos económicos para implementar la norma.
Para las empresas certificadas, la mejora del comportamiento ambiental y el desarrollo de una mayor responsabilidad frente a consumidores y agencias gubernamentales son los beneficios más visualizados. Este dato resulta significativo debido a que manifiesta la imposibilidad de ver aún el proceso como generador de nuevas oportunidades de beneficio económico o de desarrollo de un know how tecnológico. Esto podría indicar nuevamente la falta de concientización integral, pero también lo prematuro de la temática en la agenda de las empresas.