Esto es algo que es muy cierto, y se trata de cuánto afectan las etiquetas del vino a la compra del vino. El hecho es que muchas veces compramos o dejamos de comprar por las etiquetas, porque si no nos convencen o no nos parecen atractivas nos pensamos que quizás el vino también será poco atractivo y elegimos otro.
Es claro que hay una relación estrecha entre la compra de vinos y su apariencia externa. Hay que lograr ser una marca sólida y tener, al mismo tiempo, etiquetas atrayentes. Además nunca puede faltar la creatividad, porque siempre eso atrae a diferente tipo de público, como ser los jóvenes.
Por ejemplo, es el caso de un vino llamado Bitch (Bruja… perra, bah) que era un vino Grenache a buen precio de Australia. La etiqueta era de color rosado con letras negras, y eso atrajo a muchos jóvenes que vieron gracioso el producto y decidieron comprarlo. Lo mismo sucedió con el vino Cabernet Sauvignon de Australia que tenía una etiqueta con el nombre de Evil (Maldad) lo que también atrajo a los jóvenes.
Pero aclaremos algo, una etiqueta graciosa o una que sea muy atractiva no significan por ende que el vino sea muy bueno. Hay caso en que sí se corresponde la relación pero hay otros en que no y quizás ahí volvamos al viejo dicho de que las apariencias engañan. Y, bueno también está el otro dicho que dice que la primera impresión es la que cuenta. Ustedes deciden con cuál se quedan.