Puede que tengas una experiencia laboral importante, pero ojo con la narrativa que empleas en tu currículo o puede pasar totalmente inadvertida para los entrevistadores. La clave se encuentra en internar no caer en frases manidas y clichés que harán de tu portfolio profesional uno más de entre el montón.
Los encargados de revisar tu CV tienen menos de dos minutos para ser convencidos, ¿de verdad piensas poner detalles ínfimos? Intenta transmitir algo original y que llame la atención –hay que tener cuidado con exagerar datos-.
Así, en primer lugar deberás de enfocar tu currículo de forma personalizada al sector. Para ello deberás de emplear palabras especializadas y que hagan ver que sabes de qué hablas. Por ejemplo, si trabajas en televisión o documentación deberás usar vocablos como “target” o “ratings”.
Además, deberás de evitar frases que contengan “trabajo en equipo”, “trabajo duro”, “líder” o “proactivo”. Procura no excederte en el ego y en las buenas intenciones o quedarás fuera de lugar. Además esto no funciona porque ya se espera de ti de forma anticipada, no es ningún esfuerzo que debas recalcar.
¿Y cuáles sí son las palabras que debes incluir en tu carta de presentación?
Los verbos con pasado y que indican superación son los indicados, entre ellos: “mejoré”, “aprendí”, “avancé”, “negocié” o “voluntariamente”, “ideas” y “beneficios”.
Con estas palabras en tu currículo podrás comprobar cómo el seleccionador ve en ti a alguien con aspiraciones y ganas de superarse, que al fin y al cabo es lo importante.
