La infraestructura tecnológica necesaria para poder competir en el mercado actual, implica una inversión que muchas pymes no están en condiciones de afrontar.
Por eso, muchos empresarios eligen utilizar el leasing como una forma de financiamiento de productos informáticos. En este contexto, y teniendo en cuenta que el sistema bancario no ofrece demasiadas alternativas para el sector, el leasing bien puede ser una solución para equiparse y competir, con una serie de ventajas impositivas y sin tener que inmovilizar el capital de trabajo.
Pero lo que en general no se sabe es que el sistema de leasing también sirve para adquirir las licencias de software.
Para adquirir este tipo de intangibles, el sistema funciona de la misma manera que para adquirir productos tan concretos como un monitor.
En la operación de Leasing participan tres actores: el “Dador”, que posee el bien y brinda la posibilidad de su uso; el “Tomador”, que es quien lo va a utilizar mediante un acuerdo contractual, pagando una serie de cánones y con la opción de adquirirlo, y el “Proveedor”, a quien también se llama “Vendor”, que es quien lo suministra.
Veamos como funciona el sistema en la práctica.
Una empresa que otorga bienes y servicios en leasing (a la que se llama “Dador”) adquiere la licencia de un software determinado, y la alquila a otra (a la que se llama “Tomador”) para que lo utilice.
Pero además, también le brinda la posibilidad de comprarlo.
De esta forma el Tomador puede utilizar el software pagando un alquiler, pero si luego lo decide, también puede adquirirlo tomando en cuenta los pagos ya realizados.
Supongamos que una empresa debe adquirir la licencia de una plataforma determinada. El sector de software es un claro ejemplo de un área en la que hay continuas innovaciones, que vuelven obsoleta rápidamente a cada versión rápidamente.
Pero sin embargo, necesita el software para gestionar sus procesos, y lo necesita hoy.
Entonces: porqué no adquirirlo mediante un contrato de leasing?
Tendría que abonar un canon, es cierto, y a diferencia de cuando se adquiere un equipo en cuotas, por ejemplo, al término no sería suyo.
Además, si hay problemas en la implementacion, deberá entenderse directamente con el “vendor” (es decir, con quien suministró los programas). Entonces … cuál es la ventaja?
– Que puede elegir el proveedor que le parezca más adecuado sin detenerse en el precio de venta, y utilizar el software como si fuera de su propiedad.
– Que si luego de un tiempo determinado de uso decide no adquirirlo (ya sea porque al utilizarlo comprobó que no le resulta efectivo, o porque salió al mercado un sistema nuevo, por ejemplo) puede pactar con su “vendor” para que le suministre otra solución en un contrato de leasing (ya sea diferente o similar a la primera, pero más moderna).
Entonces, el leasing permite incrementar el potencial productivo y mejorar la competitividad, contando con soluciones actualizadas y evitando el riesgo de adquirir un software que se torne obsoleto (cosa que con la tecnología sucede continuamente). También puede mejorar la posición financiera, contable e impositiva, minimizando el impacto fiscal y economizando la inversión inicial.
Pero además hay una serie de ventajas financieras, como que se le financia el 100% de la solución, que puede acceder a las últimas versiones sin inmovilizar su capital de trabajo, puede diferir el IVA y mejorar sus índices de endeudamiento y liquidez.
Una de las opciones del mercado es el Leasing Operativo, que ofrece un contrato de corto plazo, con la opción de adquirir o renovar el software al finalizar el plazo contractual.
En este sistema los cánones son de bajo valor, porque las partes no tienen la intención de ejercer la opción de compra, pero sí la renovación constante en tecnología.
Una herramienta ideal para Pymes que quieren apelar a la tecnología para ser más competitivas.