A casi tres años desde el estallido de la crisis financiera en los Estados Unidos, las repercusiones no han dejado de sentirse.
El colapso hipotecario puso al descubierto las limitaciones de los gobiernos, de las agencias de regulación y de las distintas técnicas usadas a la hora de medir y controlar los riesgos a los que están sometidas las instituciones financieras y las empresas en general.
Así, actualmente se discuten métodos para que la gestión de riesgos sea más robusta y transparente en el futuro. Veamos, a continuación, algunos puntos centrales del debate…
Los reguladores ignoraron riesgos clave
Actualmente, existe un acuerdo generalizado entre los ejecutivos de riesgos en que las regulaciones han sido altamente deficientes.
Sin embargo, según encuestas, menos de la mitad cree que el problema fueron las regulaciones bancarias de Basilea II. En efecto, debemos considerar que el Pilar II de Basilea sobre supervisión todavía no había entrado en plena acción cuando la crisis sorprendió a los gobiernos y los reguladores.
A la hora de enfrentarla, se registró mayor confianza en la capacidad de acción de los bancos centrales que en los otros organismos de regulación, como las comisiones de valores (SEC en Estados Unidos, FSA en el Reino Unido, etc.).
Los principales riesgos fueron los de liquidez y de estrategia
Las agencias de calificación de riesgos jugaron un papel negativo en la crisis, subestimando los riesgos de importantes instrumentos financieros, por ejemplo de los papeles securitizados de hipotecas que se vendieron como Investment Grade y luego demostraron que su riesgo era mucho mayor.
Otro problema ha sido la excesiva confianza en los datos históricos a la hora de estimar el riesgo. Dado que la historia evaluada por estos modelos no contenía información con la que pudiera preverse una gran crisis, los modelos subestimaron los riesgos.
Por ello, en esta nueva era del risk management, deberán utilizarse modelos que miren hacia el futuro, con los que idealmente se puedan identificar eventos de baja frecuencia de ocurrencia pero de alta severidad de pérdidas (los llamados “cisnes negros”).
Nuevas ideas para una gestión efectiva de riesgos
El Instituto de Finanzas Internacionales (IIF) ha publicado un informe donde resume los elementos claves que las empresas deben tener en cuenta a la hora de manejar sus riesgos:
1) Asegurar que el manejo de riesgo no se base en una sola metodología. Analizar los riesgos de una manera integral en toda la empresa.
2) Tomar en cuenta las limitaciones técnicas de los modelos estadísticos y econométricos de evaluación de riesgos.
3) Asegurar una estructura de dirección apropiada para la evaluación y mitigación del riesgo y que esto sea implementado por la gerencia en el día a día.
4) Establecer una nueva forma de trabajo de las calificadoras de riesgo.
Uno de los cambios importantes es moverse desde una estructura donde paga la institución a ser rankeada hacia una estructura donde son los inversores quienes pagan a las calificadoras.
Otros temas a considerar
La crisis demostró que el riesgo de liquidez es un serio problema. Así, éste debe ser considerado a la par del riesgo de mercado por las regulaciones (que actualmente no lo hacen).
En efecto, Basilea II considera el riesgo de crédito, el riesgo de mercado y el riesgo operativo. Pero no incluye el riesgo de liquidez (que, durante la crisis, ha hecho caer a grandes instituciones financieras).
Es necesario mejorar las mediciones de cómo los escenarios desfavorables afectan a las empresas y a los bancos aumentando la severidad de los escenarios evaluados.
Los ejecutivos de riesgos deben tener mayor intervención en el manejo de las empresas, de modo que se entienda y considere seriamente el riesgo asumido en cada decisión.
La calidad, cantidad, oportunidad y disponibilidad de la información es otra área a mejorar para permitir una cuantificación de los riesgos en tiempo real y asegurar la toma de decisiones para mitigarlos, si es posible, también en tiempo real.
La transparencia es clave en todo el proceso
Una de las lecciones de la crisis es que la transparencia es fundamental.
Es crítico comunicar y publicitar los verdaderos riesgos que enfrentan los bancos y las empresas. Toda estrategia debería tener una medida de riesgo y retorno.
A los efectos de asegurar la transparencia, cada modelo matemático en el que se basan las decisiones financieras debería ser revisado por expertos independientes de quienes elaboraron el modelo. Esta tarea podría ser realizada por equipos independientes dentro de la misma institución o por auditores externos.
En definitiva, la crisis global nos ha dejado severas lecciones en términos de manejo de riesgos.
Para disminuir las probabilidades de que se repita un episodio semejante, es necesario contar con un equipo de profesionales encargados de la gestión de riesgos en entidades financieras y empresas.
Estos profesionales hoy están ganando un lugar en la alta dirección y serán los responsables de liderar sus instituciones hacia una nueva forma de evaluar y controlar los riesgos.