A través de un comunicado, la empresa Longvie informó que logró apoyo de los inversionistas para refinanciar su deuda luego de un apoyo “unánime” que recibió el pasado 30 de enero en la Asamblea de Tenedores de Obligaciones Negociables Clase IV. La cita contó con una concurrencia de obligacionistas cuyas tenencias representan el 90,7% del monto total del capital en circulación.
“Dicha propuesta se resume en una extensión del plazo de vencimiento, la capitalización de una porción de los intereses futuros por encima de un determinado nivel, y el pago del total del capital en una sola cuota al vencimiento, manteniendo el resto de los términos (i.e.: monto del capital, tasa de interés) inalterados”, notificó la compañía de capitales nacionales.
Asimismo, agregó: “El acompañamiento total de los inversores revalida la confianza en Longvie y su negocio, como también la excelente relación que la Compañía mantiene con el mercado de capitales en su condición de empresa cotizante desde hace varias décadas. Con la asistencia de Columbus Zuma en carácter de asesor financiero exclusivo, el éxito de la Asamblea representa un paso fundamental en el proceso de reacomodamiento del perfil de vencimientos de la deuda financiera encarado por la Compañía hacia fines del año pasado”.
Longvie es una nueva víctima de la caída del consumo en el mercado interno a lo que se suman además las altas tasas de interés que hacen muy complicado obtener financiamiento para solventar su alicaída operatoria.
La actividad principal de la compañía es la fabricación y comercialización de artefactos de gas y lavarropas, posee tres fábricas en Argentina ubicadas en Buenos Aires, Entre Ríos y Catamarca y más del 95% de su producción se vuelca al mercado interno.
Como comentó días atrás Ámbito Financiero, desde hace un par de años la empresa venía mostrando algunas luces de alarma porque competía en los comercios argentinos con productos importados a menor valor, a esta situación ahora se suma además la estrepitosa caída de la demanda de bienes durables.
Fiel reflejo de esta situación es el último balance de la firma cerrado en diciembre pasado. Con una facturación cerca a los $1.260 millones, tuvo que afrontar pérdidas por $22 millones.
Un año antes, en diciembre de 2017, sus ventas ascendían a $1.236 millones y también terminó con pérdidas, en este caso de $973.000. Para encontrar un resultado positivo hay que remontarse hasta 2016 cuando facturó $1.000 millones y ganó $36,6 millones.
Fuente: América Retail