El fondo DLJ que tiene a su cargo a la bodega Peñaflor, entre otras empresas, también entró al negocio de la cajita feliz más famosa del mundo, a través de su asociación con Wood Staton. El viernes pasado se anunció la venta de los activos de McDonald’s en América latina a un grupo integrado por el empresario colombiano nacionalizado argentino Wood Staton y los fondos de inversión Capital International, Gavea Investimentos y DLJ South American Partners.
Entre los cuatro formaron RestCo Iberoamericana, que abonó u$s 700 millones en efectivo para hacerse cargo de la licencia para el desarrollo de 1.600 locales que la cadena de fast food más grande del mundo venía gerenciando en América latina y el Caribe por los próximos 20 años, con una opción de renovar por otra década siempre que el nuevo franquiciado cumpla con las condiciones impuestas por McDonald’s Corp.
Si bien Staton será el CEO de la nueva compañía también los otros tres socios tendrán participación relevante en la toma de decisiones de la marca.
Así, DLJ (Donaldson Lufkin & Jenrette), uno de los fondos más activos en el mundo, también comenzará a tallar en el futuro de McDonald’s tanto en el país como la región. El fondo que es propiedad del Credit Suisse First Boston desde el 2000, es dueño de Bodegas Peñaflor, la más grande de la Argentina.
El argentino Carlos García lleva las riendas de DLJ a nivel local desde su desembarco en el país en 1995. La primera operación que cerró fue en 1997 con la compra de 20% de Peñaflor de la que luego se quedó con la totalidad del capital accionario. Más tarde, a través de Peñaflor, adquirió Trapiche, Santa Ana y Michel Torino y además ingresó en Química Estrella -como accionista minoritario- y se quedó con el 51% de la papelera Zucamor. También fue accionista de Cerámicas Zanon y socio de Editorial Atlántida.