La gente que asume el riesgo de emprender un negocio, y más hoy en día, está claro que está hecha de otra pasta. Son personas con grandes inquietudes, tenaces, perseverantes y arriesgadas. Pero además de eso, se diferencian del resto por estos cinco clarísimos aspectos:
1. Quieren llevar al 100% las riendas de su vida profesional
Los emprendedores, los empresarios, quieren ser los que decidan qué hacer y qué no a cada momento. Aunque muchas veces factores externos sean más fuertes que ellos, disfrutan controlando su negocio, asentando las claves para su funcionamiento y trabajando sin cesar.
2. No tienen miedo al fracaso…
… y si lo tienen, saben que es parte de la enseñanza. Prefieren el riesgo que se asume cuando se apuesta “todo a una carta”. Entienden que el fracaso puede suceder pero luchan con uñas y dientes para que esto no suceda. Y si tropiezan, no volverán a hacerlo de nuevo.
3. Saben que en el mundo laboral ni pueden ni deben estar solos
Aunque un empresario parece que es el único responsable de su empresa o negocio, nada que ver. Un emprendedor solo, está condenado al fracaso. Necesita del apoyo de un socio, o de la implicación total de sus empleados, de ayuda externa, de consejos…
4. El trabajo se convierte en prácticamente el 100% de su vida
Normalmente todos tenemos jornadas laborales de 8 horas. A partir de ahí, tenemos tiempo para nuestra vida personal. Un empresario, sobre todo durante los primeros años de vida de su empresa, le dedica el 100% de su tiempo.
5. Buscan siempre la manera más eficiente (y económica) de hacer las cosas
No hacen las cosas de cualquier manera, siempre tienen en la cabeza cómo rentabilizar su tiempo y su dinero. Quieren lo mejor, la mejor calidad posible y en el menor tiempo.