MADRID (El Mundo).- Apenas están separados por unos pocos cientos de metros de la Gran Vía madrileña, pero el paseante no ha caído en la cuenta de la expansión de estas tiendas bonaerenses. Llegaron a España en el año 2002, cuando abrió el primer bazar en el número 50 de esta histórica calle, pero poco a poco han crecido hasta sumar otros dos más en la misma zona. Son los KioscoCity, un negocio muy argentino en el que lo mismo se compra un souvenir que se envía una remesa al extranjero o se ‘yerbatea’ mate.
Les llaman ‘polirrubros’ a estos kioscos que abren las 24 horas del día durante todo el año. El más grande de ellos en Madrid, el del número 43 de Montera, tiene dos pisos. En el inferior hay una barra donde desayunar o tomar una copa, según las apetencias, y enfrente está la tienda, donde se pueden adquirir camisetas de fútbol, muñecas vestidas de sevillanas o abanicos, entre otros elementos del folclore español. Pero hay más.
Estos kioscos están orientados al turista, pilar del negocio, pero también solventan las urgencias de cualquiera. Allí es posible encontrar todo tipo de productos de consumo, y muestra de ello es que en un mismo mueble, en distintos estantes, se pueden localizar geles de baño, paquetes de preservativos, alfajores -dulces muy azucarados- y barras de pan. Eso sí, todo ello coronado por una bufanda del Atleti.
Sin embargo, aquí no acaba el recorrido, pues aún falta por visitar el piso superior, donde una multitud de ordenadores permite conectarse a Internet cuando no se envía una remesa en aquel espacio que hace las veces de locutorio.
El turista es el cliente favorito del KioscoCity, y ello ayuda a encontrar allí la variedad invisible de otros lugares. Basta con entrar en el recinto y tomar asiento junto a la barra para dejarse asombrar por la cotidianidad. Allí, absorto, lo mismo se participa con la mirada en la conversación de unos jóvenes del Este que escuchan algo que podría ser -o no- Goran Bregovic, que se puede observar como una estadounidense curiosea entre las figuritas del pequeño bazar. En definitiva, su cafetería es un verdadero foro de la vida madrileña.
‘Mi buenos aires querido…’
“El primer kiosco nació en la calle Pueyrredón, con el señor Oscar Capi, en el Ombú del Once (conocido barrio de Buenos Aires)”, afirma Diego Mellino, yerno del fundador y responsable de su expansión en España.
La presencia de los KioscoCity en la capital argentina se remonta a los setenta, y ya suman dos docenas. Sin embargo el salto a Madrid “fue un accidente” porque “estaba acá de paso y conocí a mi novia, y a raíz de nuestra relación amorosa empezamos con el local pequeñito de Gran Vía 50”, asegura Mellino.
“Al principio se hizo duro porque era algo nuevo, la Policía venía muy seguido, costó un poquito el comienzo, pero bueno, ya nos van conociendo”, afirma el responsable de las tiendas.
Licencias. Al ser tiendas de conveniencia, con apertura de muchas horas y venta de todo tipo de servicios, sus propietarios sufrieron bastantes problemas en sus inicios porque “muchas normas se cruzaban con otras”, a lo que se sumaban los conflictos de metraje, reglamentaciones y urbanismo.