En demasiadas ocasiones, a lo largo de nuestro proceso creativo en el trabajo, tendemos a repetir patrones de conducta que nos hacen pensar que nuestra fuente casi inagotable de creatividad se ha agotado. Nos equivocamos. Son estas acciones que llevamos a cabo las que acaban con nuestra creatividad en nuestro puesto laboral. Aquí te presentamos las que debemos de erradicar ipso facto:
- Repetir la misma fórmula. Llevar a cabo los mismos procedimientos que no dieron fruto son, en la mayoría de las ocasiones, el mayor fallo creativo que puedes cometer.
- Miedo a perder. La innovación y frescura no llegan solas, hay que arriesgar a favor de ellas. Para ello, debemos de eliminar este miedo tan común entre emprendedores.
- Poca pasión por lo que haces. La motivación y creatividad aparecen cuando haces lo que amas. Por eso mismo no te culpes si ves que no avanzas en un proyecto que no es de tu agrado
- No hablar de tus proyectos. Las ideas han de ser compartidas, no te las guardes, puede que mañana no obtengan la misma frescura. Además, saber otros puntos de vista puede ser muy interesante.
- No estar al tanto de diversos temas. Con esto nos referimos a que no solo leas una sección de tu periódico favorito, ya que la creatividad se despertará cuando abras tu mente y descubras informaciones que creías que no podían aportarte nada.
- No aceptar las críticas. Esto es similar a sobrevalorar nuestras ideas. Debemos de estar abiertos a los cambios y a las opiniones ajenas. Si no es así, poca mejoría veremos en nuestros proyectos.
- Rendirte ante los comentarios negativos: piensa que las críticas son tan necesarias como las alabanzas, e incluso más. Solo anota y mejora en la medida de lo posible.
- Omitir el descanso: craso error. Relajarnos pondrá en orden nuestras ideas creativas y servirá de válvula de escape ante esos sentimientos que debemos dejar escapar de vez en cuando. No temas al descanso.
- Ayudar al resto. A veces, crear para el prójimo y no para nosotros es un acto de creatividad increíble.
- Una oficina caótica. Tu espacio de trabajo ha de estar acondicionado para que tus ideas fluyan. Esto no significa que esté ordenado, porque posiblemente un artista plástico encuentre en el desorden parte de su inspiración.