“Gestionar el crecimiento”, “aprovechar el viento de cola” y “crisis es oportunidad” son expresiones muy frecuentes en el mundo de las pequeñas y medianas empresas.
Pero las certezas se desvanecen cuando nos preguntamos cómo hacerlo. ¿Cómo aprovechar las oportunidades de crecimiento? ¿Cómo quedar mejor parados tras una crisis?
No existe una respuesta única a estos interrogantes. Sin embargo, es posible presentar algunas líneas de reflexión para orientarnos.
En general, el líder de una PyME tiene definida una estrategia. Es decir, conoce el rumbo que desea para el negocio y las medidas a tomar para concretar su visión.
No obstante, esta visión suele no ser conocida en su totalidad por su equipo de gestión. Esto ralentiza la toma de decisiones en la organización y genera frustración en los responsables de cada área.
Y, en momentos de fuerte crecimiento o en las turbulencias de una crisis, el tiempo es oro. Una decisión tomada demasiado tarde puede significar la diferencia entre el éxito y el fracaso.
El Balanced Scorecard puede ofrecernos un método para resolver esta problemática que afecta a tantas pequeñas y medianas empresas.
Un mapa estratégico es una representación visual de la estrategia de una organización y permite expresar claramente la visión del líder sobre los distintos objetivos a alcanzar a nivel financiero, de mercado, de procesos internos, de capital humano, y de información.
En la confección de mapa, es aconsejable que participe todo el equipo de dirección, a fin de generar consenso en torno a la estrategia y comprometer a todos en su ejecución.
El mapa estratégico como herramienta de toma de decisiones
El mapa estratégico permite reducir la incertidumbre en momentos en que hay que tomar decisiones rápidas.
En efecto, el mapa estratégico contiene las prioridades de la compañía delineadas, consensuadas y conocidas por todos. De esta forma, se evita el riesgo de que el líder se convierta en un “cuello de botella”, y que todas las decisiones deban pasar por él, convirtiéndose en un obstáculo para el crecimiento.
El mapa estratégico como explicación de la creación de valor
El mapa estratégico permite explicar claramente la forma en que nuestra organización genera valor, es decir, cuál es la propuesta de valor a nuestros clientes que nos diferencia de la competencia.
El mapa estratégico como herramienta de comunicación
Al explicitar la estrategia de la compañía, el mapa estratégico permite que todos los colaboradores la conozcan, reforzando la motivación para la ejecución.
El mapa estratégico como herramienta de gestión de la estrategia
Contar con un mapa estratégico nos permitirá gestionar activamente nuestra estrategia, a través de indicadores que vayan monitoreando y brindándonos información sobre los avances logrados, pudiendo aprender cómo se interrelacionan los distintos objetivos estratégicos.
La estrategia no se mueve sola. Hay que impulsarla a través de proyectos de intervención o iniciativas que movilicen a la organización y nos lleven en el camino deseado. Y el mapa estratégico es una herramienta muy valiosa para lograrlo.
¿Qué puede hacer una PyME?
Hasta aquí, hemos presentado las ventajas de contar con un mapa estratégico. Quizá todo este trabajo parezca imposible en una PyME, donde los recursos son escasos y todo se hace “a pulmón”.
Pero, justamente por esto es que la PyME es la primera interesada en implementarlo. Disponer de esta herramienta de gestión de la estrategia permitirá enfocar los recursos escasos en los temas prioritarios, reconocer más rápidamente amenazas y oportunidades, y tomar las medidas adecuadas para sacar provecho de la situación.
Existen múltiples casos de éxito de implementación de esta herramienta de gestión en pequeñas y medianas organizaciones.
Sparkling, el proveedor de dispensers de agua, es un ejemplo de empresa que utiliza este sistema para definir su estrategia y comunicarla hasta los empleados que entregan los botellones de agua a domicilio.
Algunas premisas para un proceso de gestión de la estrategia en una PyME
Para maximizar las probabilidades de éxito, una pequeña organización debe tener en cuenta las siguientes pautas, a la hora de implementar este sistema de gestión de la estrategia:
El líder de la organización debe liderar el proceso: Todos los empleados deben percibir que el tema ocupa un lugar central en la agenda del líder.
Mantener simple el diseño: De nada sirve sofisticar el mapa y sus indicadores si se carga a la organización con una herramienta que conlleve más esfuerzos que beneficios.
Focalizar a la organización en pocas iniciativas estratégicas: Como dice el refrán, “quien mucho abarca, poco aprieta”.
Contar con un equipo de líderes consolidado: No es necesario que sea numeroso, pero sí que cada uno entienda el rol que desempeña y su contribución al grupo.
Explicar a todos el rumbo elegido: Es fundamental, una vez definida la estrategia en el equipo de líderes, explicar a todos los empleados lo que se espera de ellos, ya que serán ellos quienes ejecuten el plan diseñado por los líderes.
Comunicar avances y logros: Para mantener a todos motivados y “subidos al tren”, es importante que las comunicaciones sobre la marcha de la estrategia sean asiduas. De nada vale comunicar una vez al año para motivar a nuestra gente.
Dos veleros navegan tranquilamente por un río. Uno, con destino incierto. El otro, con una hoja de ruta claramente definida. De pronto, se desata una tormenta. ¿En cuál de los veleros preferiríamos estar?