Desde que Donald Trump fuera elegido presidente de Estados Unidos, sus comportamientos, tuits y primeras decisiones han provocado una incesante oleada de protestas a lo largo de todo el país.
Sus continuas amenazas no solo a la población sino también a las compañías, ha provocado que muchas marcas se hayan visto obligadas a posicionarse, no tanto como un compromiso con la sociedad, sino como respuesta a las exigencias de los norteamericanos.
Pero, ¿deben las marcas mostrar su posicionamiento político? Y en el caso de hacerlo, ¿cuándo y cómo deberían?
AdAge nos resuelve las dudas de la mano de numerosos expertos en comunicación. Así, Jim Moorhead, consejero senior de APCO Worldwide’s International Advisory Council, asegura que a la hora de involucrarse en este tipo de cuestiones, las marcas deben preguntarse cómo es su relación con la Administración y si han tenido un papel activo en el establecimiento de relaciones con las autoridades.
Pero también deben valorar la situación desde el punto de vista del negocio preguntándose si la cuestión es importante en este sentido o si los accionistas y trabajadores esperan una respuesta de la compañía.
La decisión para, por ejemplo, Starbucks, no ha sido complicada pues la cadena de cafeterías ha sido pionera en la defensa de los derechos humanos y la igualdad de la comunidad LGBTQ.
Y, como no podía ser de otra manera, fue de las primeras en reaccionar contra el nuevo presidente y su veto migratorio anunciando la contratación de 10.000 refugiados a lo largo de los próximos 5 años.
Por su parte, Rob Flaherty, socio, presidente y CEO of Ketchum, opina que existe una gran expectación ante el posicionamiento de compañías y CEOs pero, matiza, “si lo hacen deben ser muy claros en sus declaraciones”.
“Lo primero es discernir si estás respondiendo a un impacto real de una política en los empleados y consumidores de la marca o si estás ofreciente opiniones a favor o en contra de la decisión por principios. Hay una gran diferencia”, añade.
Para Josh Isay, managing director de SKDKnickerbocker, es importante para las compañías tener una visión a largo plazo a la hora de decidirse por oponerse o apoyar una política de gobierno preguntándose: ¿qué dice de mi marca y de mi posicionamiento en el mercado?
Y es que, en los tiempos que corren, una situación favorable puede tornarse desastrosa en cuestión de minutos.
Y si no que se lo pregunten a Uber que fue objeto de las críticas y el boicot de los usuarios de Twitter que acusaban a la compañía de aprovechar la huelga de taxis en el aeropuerto de Nueva York, a modo de protesta ante el veto migratorio, para lucrarse.
En ocasiones, sin embargo, las compañías se ven involucradas en asuntos políticos de manera involuntaria. Sobre todo desde que Trump utiliza sus redes sociales para señalar directamente con el dedo a ciertas compañías como Delta o L.L. Bean, causándoles notables perjuicios.
Ante estas situaciones, Harlan Loeb, global chair de Edelman, aconseja responder pero solamente en lo relacionado con el hecho así como ser breve y centrarse en la cuestión principal.
Mike Fernández, CEO de Burson-Marsteller USA, se muestra más comedido recomendando que responder a un tuit directo dependerá de la situación concreta pero a veces es mejor ignorarlo pero si ese comentario impacta en el valor central de una marca responder acaba siendo una necesidad.
Fuente: Marketing Directo