Un comportamiento de resistencia es una conducta de oposición de un individuo frente a otro (o a un grupo) que puede tener un valor positivo o negativo. Es negativo cuando funciona como una oposición al bienestar propio y colectivo. Es positivo cuando permite conservar hábitos valiosos a pesar de la oposición del ambiente. – Wikipedia
Existe un ¨ porque¨ y un ¨para qué¨ resistimos, el primero nos invita a contar todo tipo de historias para justificar nuestra resistencia, que en algunos casos provoca un retardo en nuestro bienestar, el para que, en cambio nos hace reflexionar sobre actitudes que impactaran a futuro cerrando posibilidades o abriéndolas, como puede ser el caso en donde conservando nuestros valores resistamos condiciones externas que perjudicarían nuestra calidad de vida y a quienes nos rodean.
Debemos diferenciar lo que vemos como resistencia en los demás y lo que podemos distinguir como resistencia propia: La resistencia en los demás, puede provenir de una conversación propia que juzga la mayor o menor apertura con respecto a un tema determinado, esto no pertenece al mundo del que nos ofrece resistencia solamente, sino que es nuestro mundo el que juzga la resistencia ajena.
La resistencia propia es la que limita en muchos casos el aprendizaje y el futuro que nos merecemos.
ALGUNAS RESISTENCIAS:
Resistencia al cambio
El verdadero temor que suele producir resistencia en las personas, no es al cambio en sí, sino a ser cambiados, o que el cambio los transforme en quienes no quieren y de esta forma que los demás juzguen como negativo dicho cambio.
Resistencia al futuro
Lo desconocido provoca temor y el futuro se encuentra dentro de lo desconocido. Es vital comprender que abrirse al futuro es la llave para abandonar la angustia y generar la posibilidad de desafiar nuestras viejas creencias.
Resistencia a lo desconocido
Lo desconocido suele generar incertidumbre y temor. Cuando más imprevistas son las nuevas y desconocidas ideas, más resistencia y rechazo generan.
Resistencia a lo nuevo
Las nuevas ideas han sido resistidas desde siempre y este tipo de resistencia se apoya en la comodidad que nos proporciona lo ya conocido, pero no nos prepara para predecir los grandes cambios.
En el desafío de distinguir si estamos resistiendo o no algún aprendizaje, puede ocurrir que nos descubramos siendo nuestros propios enemigos, que suele ser habitual cuando finalmente analizamos nuestros resultados. Nos jugamos en contra sin darnos cuenta que no nos damos la posibilidad de abrir posibilidades que pueden generar posibilidades de mejora para nuestras vidas.
RESISTENCIAS DEL LIDERAZGO
El liderazgo propone toda una batería de conceptos y coordinaciones, que determinan la aparición de resistencias que a su vez pueden determinar el freno o el avance de resultados efectivos. Será condición del líder poder lidiar con las resistencias de sus seguidores. Si hablamos de un liderazgo basado en la confianza encontraremos contextos que posibiliten amigarse con lo nuevo, para poder desarrollarse e interactuar con lo desconocido.
Uno de los principales desafíos del líder es conducir el cambio, o sea hacer que las cosas pasen. Se necesitan líderes para llegar a las acciones que producirán y conducirán ese cambio. El líder a través de su influencia y generación de contextos para alcanzar objetivos, puede hacer ver el valor de desafiar creencias y de esta forma reducir las resistencias que, de persistir, no permitirían que las cosas pasen. Como generador de objetivos y de una visión los lideres suelen inspirar para el cambio, este es un factor determinante para terminar con cualquier resistencia que pudiera interferir con la búsqueda de un resultado.
El líder que, apoyado en sus valores, pueda mostrar el valor y la confianza que genera aferrarse a una visión, podrá influir e inspirar para diluir las resistencias que puedan aparecer en los distintos procesos que constituyen alcanzar los resultados deseados. Estas resistencias aparecen por ceguera cognitiva o por el desconocimiento del cambio que se van presentando, entonces es tarea del líder proponer los caminos que alivien las expectativas y las respectivas angustias que provocan.
RESISTENCIAS EN LOS EQUIPOS DE TRABAJO
Tres miedos principales, producen resistencia en los equipos de trabajo:
Miedo a perder nuestra posición
El trabajo en equipo requiere de cierta horizontalidad entre los que participan durante la coordinación de acciones que apuntan a determinado objetivo, cuando esto no se cumple el poder de quien lidera el equipo somete a presiones a quienes pertenecen al grupo y pueden generar en estos el miedo a perder el puesto o la posición de poder que suelen poseer y así debilitarse, esto provoca resistencias al desenvolvimiento de las ideas que van apareciendo y no son entendidas como tales, o sea como posibles caminos a tomar, y dado el miedo reinante no se evalúan y se dejan de lado
Miedo a ser descubierto
Este miedo es un miedo que en el fondo solemos tener todos los seres humanos en algún punto de nuestras vidas; el temor a que descubran que no somos lo suficientemente inteligentes, lo suficientemente cultos o que no estamos a la altura de los desafíos que nos presentan. Aparece una resistencia a las nuevas propuestas debido a que podría darse cuenta que no estamos a la altura de las circunstancias y por ello evadimos y resistimos toda alternativa nueva que nos puedan plantear. Por supuesto esto va en contra de todo trabajo en equipo que se precie de trabajar en grupo, y produce el efecto contrario, corriendo el riesgo de ser descubiertos de forma casi automática
Miedo a equivocarnos
Los seres humanos, como tales, no podemos darnos cuenta de antemano cuando vamos a equivocarnos, por lo tanto, este es uno de los miedos que menos fundamento podremos encontrar, pero aun así, es en el que más nos apoyamos para resistir cualquier propuesta o idea. La necesidad de controlar los resultados nos llevan a oponernos dentro de los grupos que integramos con fundamentos que nos protegerán ante un eventual fracaso y en función de esto se suele fundamentar su oposición con todos los problemas y desventajas que nos podrían acarrear echar a correr los cambios propuestos.
LO ÚNICO QUE NO CAMBIA ES EL CAMBIO
Si analizamos lo que nos ocurre día a día podremos observar que el mundo está cambiando permanentemente, de allí que muchas personas aseguren que lo único que no cambia es el cambio. Si nos aferramos a los viejos tiempos o si anhelamos que vuelvan, estaremos expuestos a resentir nuestra calidad de vida todo el tiempo y aparecerán las quejas a modo de resistencia con lo que pasa a cada momento.
El aprender a aprender puede posicionarnos para abrir posibilidades en los ámbitos que estemos coordinando acciones con los demás como con nosotros mismos y de esta manera dejaremos de resistir el presente transformando obstáculos en oportunidades.
El proceso de aprender comienza con el descubrimiento de nuestra ceguera cognitiva ¨ no sé, que no se ¨, esto suele darse con la revisión de nuestros resultados, luego el siguiente paso es la declaración de ignorancia ¨ sé que no se ¨ que nos permite abordar nuestra falta de conocimientos y su puesta en marcha a partir de un querer saber, luego el aprendizaje deviene de la inquietud de conocer posibilidades para el cambio.
Para que el cambio se convierta en un hábito tendremos que encontrar el valor que tiene desafiar nuestras creencias para alcanzar los resultados que estamos deseando.