¿Un líder nace o se hace? Es la pregunta del millón. Algunas personas parecen sobresalir como líderes desde su infancia y otros parecen estar destinados a ser sumisos y a seguir a los demás. Sin embargo, es importante distinguir entre la dominancia social y el liderazgo efectivo. Descubra lo que es el liderazgo verdadero y como desarrollarlo en usted y en sus hijos.
Nuestra vida es muy compleja y necesitamos habilidades complejas para poder salir adelante en ella. Una de ellas es la habilidad de liderazgo.
Muchas personas creen que hay personas que nacen con mejores capacidades para liderar que otros. Sin embargo, si definimos el liderazgo en su esencia como la lucha de movilizar a los demás hacia los problemas colectivos, cualquier persona puede ejercer liderazgo desde cualquier posición. Para eso necesita desarrollar la habilidad de persuadir a otros de que la dirección que se propone es la correcta.
Es importante entender este concepto, ya que la percepción que cada uno tiene de sí, ya sea como líder o como seguidor, es aprendida por estructura social más que adquirida por genética.
Desde que somos niños tenemos diferentes patrones de conducta. Algunos tienden a liderar, como por ejemplo los hermanos mayores o un niño que se destaca en algo.
El niño dominante va a identificarse cada vez más con su rol de líder y se va a transformar en el capitán del equipo de fútbol o el presidente de curso. Los adultos y los padres también comienzan a ver a estos niños como líderes.
Otros niños menos dominantes, en cambio, automáticamente van a asumir el rol de un seguidor y probablemente se van a comportar como una persona sumisa durante gran parte de su vida escolar.
Es así como algunos niños van a terminar el colegio como líderes y otros como seguidores o sumisos. Por eso la mayoría de nosotros vivimos con estos patrones de dominancia social y tenemos la tendencia de creer que algunos nacen como líderes y otros no.
Sin embargo, es importante distinguir entre la dominancia social y el liderazgo verdadero.
Ser un buen líder no significa ejercer autoridad sobre los demás o destacarse como uno de los mejores del grupo.
Lamentablemente los niños pocas veces tienen la oportunidad de comprender la dinámica social que se lleva a cabo alrededor de ellos y así simplemente asumen un rol que más les acomoda en ese momento.
Por eso es tan importante que nosotros como padres les expliquemos a nuestros hijos su valor como persona individual. Es necesario que el niño entienda que es capaz de desarrollar sus fortalezas y de aportar hacia su comunidad en forma positiva. Así el niño comprenderá que no tiene que asumir un rol pasivo en el cual simplemente elige seguir a otros.
Es cierto que no todos podemos ser líderes en todas las áreas de nuestra vida, pero sí somos líderes en algún área e idealmente tenemos que saber asumir ese rol si queremos vivir una vida de éxito.
Una vez que una persona haya entendido su valor como persona individual, va a poder distinguir entre su persona y su rol. En la vida uno juega diferentes roles, por ejemplo, una mujer puede jugar el rol de esposa, de madre, de profesional y de hija. En algunos roles ejerce más liderazgo que en otros, pero sigue siendo la misma persona.
Para poder asumir un liderazgo efectivo, además hay que entender la dinámica de estos roles que se juegan en una comunidad y las estructuras de autoridad existentes y su importancia. Esto ayuda a comprender como se resuelven los conflictos dentro de cada rol diferente que uno tiene en la vida.