¿Cuánto valor le damos a la agenda de contactos que fuimos recopilando en toda nuestra vida? ¿Cuánto hablamos de nuestros negocios o emprendimientos con gente que conocemos y desconocemos? ¿Cuánto usamos las redes de contactos virtuales para hacer conocer nuestros negocios o nuestros proyectos?
Estas tres preguntas rondaron mi cabeza durante muchos años, hasta que un día fui dándole respuesta por medio de situaciones -hoy anécdotas- que me hicieron entender cuán importante es valorar el capital de contactos que nos rodean.
Hay muchas teorías sobre cómo se multiplican las redes, de contacto en contacto: la teoría de los 6 grados, esquemas basados en círculos que varían su magnitud, según posición socio-económica, estudios, deportes y zona geográfica donde se habita, entre otras variables.
Voy a intentar responder estas preguntas según mis experiencias y les propongo un ejercicio muy simple para trabajar en su círculo más cercano y potenciar su negocio.
Un día, pasando contactos de un teléfono a otro, me fui dando cuenta de que había agendado muchos datos de personas que realmente había olvidado que conocía. Así que empecé a armar una planilla de datos con esos nombres y lo poco o mucho que recordaba de cada uno de ellos. Los llamé para ver en qué andaban, qué era de sus vidas y agregué una columna más a esa planilla, donde actualicé la información según las conversaciones. Durante la charla telefónica no sólo les preguntaba por ellos, sino que también les contaba sobre mis negocios o proyectos.
Ya entusiasmado por los resultados obtenidos, tomé el listado de compañeros de la escuela primaria y secundaria, comencé a llamarlos y organicé un reencuentro con algunos de ellos. Fue una grata manera de verlos nuevamente para contar anécdotas de la infancia y adolescencia, pero también fue muy importante contarles lo que estaba haciendo a nivel profesional y saber qué habían hecho ellos con sus proyectos que anhelaban de jóvenes.
Fui replicando el modelo con los conocidos del club de tenis y de futbol, con los ex compañeros de la facultad, con conocidos de mi familia, con amigos de amigos, personas que fui conociendo en viajes, en los diferentes lugares donde fui residiendo… Cuando terminé con todo este enorme listado, descubrí que habían pasado por mi vida más de 8.000 personas, que de una u otra manera ya sabían de mis negocios y proyectos, al mismo tiempo que yo sabía sobre sus negocios y proyectos. De ahí en más dependía de mí y de mi gran base de datos que había recopilado.
Una vez generados los contactos, la comunicación será muy sencilla, económica y con altísimo impacto. Pero en esta instancia es importante poder contar en pocas palabras nuestros negocios y proyectos. Recomiendo armar una breve síntesis (lo que se denomina charla de ascensor) para tenerla como un as en la manga ante cualquier encuentro, reunión o abordaje de oportunidad que se nos presente.
La clave es dar a conocer lo que hacemos o queremos hacer, utilizando redes de contactos cercanas que se amplían día a día. Tampoco debemos dejar de interesarnos por lo que hace nuestro contacto. Muchas veces es mejor escuchar que tratar de imponer nuestras palabras. Prestemos atención a lo que escuchamos de nuestro entorno y analicemos cómo se adaptaría nuestro negocio en los negocios del otro.
Por otra parte, no debemos olvidar nuestras redes sociales virtuales. Uno de los últimos estudios que se han conocido sobre este asunto, manifiesta que el 22% del tiempo que estamos frente a la computadora lo dedicamos a sitios que nos conectan y vinculan con redes sociales. ¿Cuánto de este porcentaje se lo dedicamos a vender nuestro negocio o proyecto? Trabajaremos este tema de cómo vendernos en las redes sociales en otro artículo, pero no dejemos de prestar atención a respondernos y a hacer una autoevaluación del tiempo que destinamos en las redes sociales a que nos conozcan como empresa/empresarios/emprendedores.
Como ejercicio, les recomiendo que armen un listado de 20 amigos cercanos y que les manden un mail contándoles sobre su empresa/proyecto, sólo en carácter informativo y con palabras amigables y concretas. Luego, hagan lo mismo con 20 personas que conozcan pero que no sean de su círculo íntimo de amigos. En este caso, modifiquen el modo de dirigirse hacia ellos, pero mantengan el carácter informativo del mail. Por último, tomen 10 contactos que podrían ser potenciales clientes/inversores, a los que nunca contactaron. Una vez contactadas estas 50 personas, vean qué círculo de contactos tuvo mayor o mejor respuesta.
No olviden que los negocios o proyectos se realizan con varios objetivos, buscando algún rédito. Por eso, en los mails que envíen, se debe remarcar que quieren generar negocios para todas las partes. Debemos estimular los contactos y saber que lo que se deja de ganar hoy, volverá con creces en el futuro.