En ciudades donde la crisis azota más que en otras, abrir un negocio es un desafío. Casi una proeza. Cuando caminas por algunas calles parece que los carteles “Se vende” o “Se alquila” es lo que queda de lo que un día fue una zona comercial.
Sin embargo, no sé si denominarlos valientes, o personas que se preocuparon de elaborar una estrategia, permanecen abiertos. ¿El secreto? Sin dejar de ser fieles al servicio que ofrecen, son flexibles y se adaptan a las necesidades del cliente sin perder su identidad.
En lugares no tan grandes como Alicante, descubres ejemplos a poco que des un paseo. Uno de ellos es Aromas del vino San Blas.. A simple vista parecía un lugar especializado en vinos.
¿Una buena idea? ¿Estaban ubicados en el lugar adecuado? ¿Ahí residía su público objetivo?
La respuesta es sí por una razón: adaptación. El local ha sabido fusionarse con el contexto que rodea a su clientela. A veces, la mejor estrategia es escuchar y observar.
Un lugar, en principio que podría resultar especializado en catas y con el vino como protagonista, sin perder su identidad, ha conseguido con un valor añadido: ofrecer tapas a precios razonables,que esa barrera se rompa.
Precios asequibles, la posibilidad de probar un buen caldo sin necesidad de tomarte la botella entera… son las formas para lograr una visibilidad que algunos lugares no saben o no encuentran porque les da miedo salir de ese espacio elitista.
Creo que formar parte de una comunidad en la que tú eres un miembro más es lo inteligente, lo que hará que tus clientes te vean próximo y ya no sólo por los precios.
Este tipo de negocios son sinónimo de éxito más allá de la calidad que ofrecen por un añadido: la inteligencia emocional que demuestran y que debe estar presente en el mundo empresarial.
Como clientes buscamos lo mejor, pero ¿y si lo mejor va unido a un trato cercano y la única etiqueta imprescindible para poder entrar es: adelante?
Por este motivo, han logrado alzarse con el premio a la mejor Tapa Festera en su barrio. El lema para algunos sectores no es “evolucionar o morir” sino “adaptarse y vivir junto a tus clientes”