El ámbito de internet se está convirtiendo si no lo es ya de hecho, en el medio preferido por muchas personas para captar información, sabiduría y saber hacer. Esto hace que el medio se ha transformado en el gurú de la verdad para la sociedad, al menos para gran parte de ella, la que tiene acceso a la red. El marketing de contenido se está destapando como una buena estrategia para atraer clientes, para fidelizarlo, para satisfacerlo.
Estoy absolutamente de acuerdo en que las empresas además de productos, servicios y otros accesorios, ofrezcan a sus clientes algo que en muchos casos es determinante en el proceso de compra, información-formacion para el cliente. No es lo mismo vender jamones con expositor de fotografías bien hechas de los distintos tipos de jamones que ofrecemos, que además argumentar sobre su historia, sus beneficios nutricionales, la transversalidad de su producción y de donde procede esa carne de indudable valor y mejor sabor.
Para muchos clientes, esa información genera confianza en el producto que está a punto de comprar, y como todos sabéis, no hay argumento más potente e influyente que la confianza para conseguir vender de forma rentable. Sin embargo, como todo modismo o mejor dicho como toda estrategia que parece que funciona, el marketing de contenido no siempre es bien utilizado, o peor, no siempre está bien desarrollado o implementando de manera acorde a que suponga valor para el cliente. En ocasiones la información o contenido que se aporta no tiene ninguna relevancia para el cliente, el contenido esta manipulado, o posee un formato excesivamente comercial (se ve por parte del cliente que tratan de convencernos , no de apórtanos valor con el contenido que allí nos ofrecen), la fuente que genera el contenido no posee ninguna solvencia profesional, el contenido está muy paseado/utilizado en otros foros, con lo que la originalidad no destaca, o formalmente el contenido no trasciende en el cliente porque o lo entiende, no está mal escrito o ilustrado, es confuso, inapropiado.
Por otro lado empezamos a tomar conciencia de que todo lo que aparece en internet no tiene por qué tener ningún viso de realidad, profesionalidad, certeza ni tener ninguna relación con la realidad. ¿Por qué digo esto?, pues al igual que pasó hace algunos años, hasta que la gente empezó a poner en cuestión que todo lo que decía o aparecía en la televisión no tenía por qué ser cierto, en internet tenemos que empezar a cuestionar muchos contenidos que nos podemos encontrar. Y esto resulta muy difícil de erradicar, a los contenidos nocivos me refiero, pues cualquiera puede escribir, crear un perfil profesional, aportar contenidos a la red.
Creo que nos sería mala idea que aquellos que aportamos contenidos a la red tuviésemos algún tipo de certificación, que al menos confirmara la fuente del contenido, el perfil de quien lo aporta y la posible veracidad de ese contenido que se incluye en el blog, web, foro, etc. Sé que eso es intentar poner vallas al campo, pero a lo mejor, no debe ser una imposición, pero sí que aquellos profesionales o entendidos, o gente que trata con rigurosidad aquello que aporta, nos autoimpusiéramos como una cuestión de generar valor a nuestros contenidos y para aquellos que lo consumen este tipo de obligación/certificación. Con ello creo que podríamos poner ciertas herramientas entre un marketing de contenido de valor y otro que no ofrece nada de eso.
Por tanto con lo que me gustaría concluir este post es que los contenidos aportados y la facilidad de accesos a estos sin duda están enriqueciendo a nuestra sociedad, peo puede ser un arma de doble filo. Sin no empezamos a cuestionar la calidad de las aportaciones (no hablo de censurar, sino que lo que se aporte posea ciertos critrerios de interés para la sociedad que accede a él), daremos pie a muchos bulos, rumores, y malas praxis por qué es lo que estaba en internet.
Otra cuestión es conseguir posicionar los contenidos de calidad para una mayor difusión, ya que estos en ocasiones tienen mayores problemas que otros que por su características peculiares y no siempre adecuadas a fines honestos, se virilizan con mayor facilidad y en menor tiempo, consiguiendo una mayor difusión y por ende un mayor perjuicio para la persona que acceda a esos contenidos, más si esta no posee una gran capacidad crítica sobre lo que ve o lee, o escucha, pero eso es otra historia. Marketing de contenido sí, absolutamente sí, pero con contenidos de calidad, aprovechables, de valor!.