Cuando llega el calor y se aproxima el verano se exacerba nuestra situación discordante con el espejo, que lógicamente permanece todo el año pero llegado el momento de destaparse hace estragos en la vida de una mujer. Acercándonos a fin de año, empiezan a aparecer en forma masiva las publicidades de mujeres con ropa fresca o en traje de baño, todas ellas cuentan con unas caras extraordinarias, cuerpos perfectos, peinados increíbles y cánones de belleza que se establecen demasiado altos para alcanzar por una mujer común que no vive para la apariencia física, que es estudiante, madre, esposa, profesional, jubilada o cualquiera sea su actividad. Generalmente la vida femenina, no suele dejarnos tiempo para nosotras mismas, ya que nacemos cuidadoras de los demás y postergadoras de nuestros deseos en la mayoría de los casos. Buscamos soluciones rápidas o drásticas para el cambio.
Ante esta desesperación hay demasiada oferta a la vista. Argentina es uno de los países que con más dietas y recursos para bajar miles de kilos en 10 días cuenta, tenemos dietas de 700 kcal diarias, batidos de diversos sabores, dietas sin hidratos de carbono, la paleo, la cetogénica, panqueques en polvo, viandas, jugos adelgazantes, libros, celebrities recomendando píldoras, instagramers de nutrición sin aval profesional y miles de promesas más que, en un aparato psíquico vulnerable y que pide ayuda a gritos serán catastróficos.
Muchas mujeres, aceptan y comienzan convencidas con la dieta que eligieron, generalmente el día lunes es el inicio y es allí donde coincide el comienzo de la privación con la mejor época para disfrutar de las salidas, las despedidas, las reuniones de fin de año. Seguimos firmes buscando el cuerpo que soñamos mediante la negación, la restricción, la prohibición y una serie de mecanismos que nos hace poco felices. Pero finalmente, el placer nos gana y convierte en insustentable el hechizo que creíamos haber encontrado. Es por eso que los especialistas en nutrición repetimos que hacer dietas es una batalla perdida.
Existe una consecuencia además de física, emocional en esta etapa de fin de guerra, ya que con barreras levantadas, comemos de todo hasta entrar en un círculo vicioso típico de restricciones, frustraciones y finalmente el atracón con el consiguiente descontrol. Los pacientes suelen aumentar de peso y refieren en la consulta “no entender la situación si están a dieta toda la vida”.
La imagen corporal que tenemos de nosotros mismos ayuda a construir la autoestima, en la mayoría de las pacientes la imposibilidad de lograr lo que quieren ser, condiciona cuan felices son, generando un gran cambio en su calidad de vida.
Es importante resaltar que en Argentina, según la última encuesta de factores de riesgo del año 2013, el 57,9 % de la población tiene exceso de peso, el 37,1 % tiene sobrepeso y el 20,8 % tiene obesidad. Además se ha demostrado que las cifras aumentan potencialmente con respecto a las encuestas de los años 2005 y 2009.
Como conclusión deberíamos interpretar que las tendencias actuales para bajar de peso no están funcionando y el motivo principal es considerar que la comida es un problema y la solución es no comer.
Existen posibilidades terapéuticas para éstas pacientes, realizando un enfoque integral que las ayude a cambiar, donde el foco no sea solo la comida o la búsqueda de un resultado, sino el manejo conjunto de todos los puntos que la debilitan.
La principal recomendación es buscar ayuda en un profesional con experiencia en nutrición clínica, Licenciados y Médicos especialistas, y si es posible avalados por la Sociedad Argentina de Nutrición (SAN), que sin lugar a dudas acompañarán a la paciente en el cambio enfocándolas no solo en la alimentación sino en el manejo de las emociones y en el comienzo de la realización de ejercicio físico, estableciendo pautas que puedan ser alcanzadas por ella, logrando día a día pequeñas modificaciones que puedan sostener y que con el tratamiento apropiado logre como resultado la pérdida de peso y una vida más feliz sin prohibiciones, sin excesos y sin temporalidad.