El nuevo escenario mundial propuso grandes cambios y adaptaciones para el sector tecnológico y empresarial. En la etapa post pandemia, las organizaciones no podrán retornar como si nada a los procesos que realizaban antes, no solo porque las costumbres laborales cambiaron, sino también porque sus ingresos se vieron afectados.
Según un informe global realizado por la consultora Gartner, la inversión en IT se va a quedar en 2020 en los 3.500 billones de dólares, una cifra que supone una caída del gasto en el sector del 7,3% con respecto a lo invertido en IT en 2019. Si bien el trabajo remoto aumentó temporalmente la compra de dispositivos para seguir en actividad, no significa que esta tendencia hacia la inversión en hardware e infraestructura física siga vigente en la llamada ‘nueva normalidad’. De este modo, las empresas en fase de recuperación, deberán ser creativas, ofrecer experiencias físicas y centrarse en mejorar su digitalización.
En este contexto, según indica el informe, tanto los pequeños negocios como las grandes compañías de todo el mundo aumentarán el porcentaje de inversión destinado a los servicios cloud y la Infraestructura como servicio (IaaS) tendrá un crecimiento de alrededor del 13,4% (hasta los 50.400 millones de dólares en 2020), y de un 27,6% (hasta los 64.300 millones de dólares en 2021). “En América Latina, más del 80% del mercado lo componen empresas pequeñas y medianas que necesitan bajar costos en sus inversiones de infraestructura y tecnología. De aquí, el éxito en la implementación de la nube que les permite dejar de comprar servidores y contratar software empaquetado”, explica Cristian Malaspina, CEO de la empresa IT DataWise y creador del servicio de nube argentina, DataCloud.
Según Malaspina, las empresas argentinas deberán implementar servicios de nube local (que se convirtieron en una buena opción competitiva en el mercado), que ofrezcan una latencia mínima, con tiempos de comunicación menores con los servidores. “Entre los principales beneficios de trabajar con la nube se destacan la continuidad de negocio, la recuperación de desastres y protección de los datos, la facilidad para disponer de una fuerza de trabajo remota y actualmente, el refuerzo de la cultura digital de la compañía”, afirma.
Es evidente que la pandemia mundial enfatizó el crecimiento de la tecnología, pero aún más la brecha digital que existe a nivel social, regional y empresarial. Los cambios están a la vista y para las compañías será vital adaptarse para poder sortear las tres barreras principales de esta nueva era: conectividad, acceso a internet y competencias digitales.