La xeroftalmia, también conocida como “síndrome de ojo seco”, es una enfermedad que se caracteriza por la sequedad persistente de la conjuntiva (la membrana mucosa y transparente que tapiza el globo ocular) y de la córnea; como consecuencia de una disminución de la función de las glándulas lacrimales que genera una menor producción de lágrimas o una mala calidad de la misma. Afecta a entre un 10 y un 20% de la población total, aunque su incidencia aumenta significativamente después de los 40 años; llegando a afectar a un 75% de los mayores de 65 años. Es más frecuente en mujeres, sobre todo acompañando el momento de la disminución de estrógenos (climaterio).
Esta condición suele ser subestimada y presenta síntomas como irritación, escozor, picazón, prurito, lagañas, enrojecimiento e incomodidad; disminuyendo la agudeza visual y pudiendo provocar pérdida significativa de la visión. Para diagnosticar la misma se realiza un test conocido como prueba de Schirmer, que consiste en colgar una tira de papel secante del párpado inferior durante unos minutos y observar cuánta longitud del papel se empapa; para determinar si el ojo produce la cantidad de lágrimas necesarias para mantenerse húmedo. También se realizan otros test de diagnóstico como el Breack-Up Time de la lágrima para valorar cuánto dura esta lagrima en superficie ocular, o el de concentración de lizosima en la lágrima para valorar la calidad de la misma.
Si bien es más frecuente en adultos mayores por el deterioro natural de muchas de las funciones del cuerpo, existen algunas enfermedades que la provocan como uno de sus síntomas; como el síndrome de Sjögren, la deficiencia de vitamina A, la artritis reumatoide y otras enfermedades reumatológicas como el lupus. Los cambios hormonales en las mujeres relacionados con el embarazo, el uso de anticonceptivos orales y la menopausia suelen ser desencadenantes de cuadros de xeroftalmia.
El ojo seco también puede ser ocasionado por algunas conductas como el uso de lentes de contacto, la exposición prolongada a la pantalla de una computadora y el uso de colirios con corticoides. También puede estar ocasionado por algunas quemaduras térmicas ó químicas y por el consumo de algunos fármacos como atenolol, clorfeniramina, hidroclorotiazida, isotretinoína, ketorolaco, ketotifeno, levocabastina, levofloxacina, oxibutinina y tolterodina.
Existen también algunos factores ambientales que pueden generar o agravar este cuadro como la exposición permanente al humo, a la contaminación, al viento, a la altura, al sol excesivo y al aire frío. Muchas de estas condiciones afectan principalmente a personas que viven en lugares caracterizados por esas circunstancias, pero las bajas temperaturas que se vienen manifestando en los últimos años provocan que el frío genere o agrave cuadros de ojo seco en cualquier punto del país.
Para tratar la xeroftalmia existe una gran variedad de tratamientos que se relacionan con la causa de la misma. Lo más común es la aplicación de lágrimas artificiales para combatir temporalmente la sequedad. Aunque para evitar el cuadro, los tratamientos van desde la aplicación de vitamina A en suplementos (para quienes presente deficiencia de la misma), la administración de fármacos que estimulen la secreción lagrimal o disminuyan la inflamación ocular reactiva ante este cuadro; hasta la aplicación los oclusores del punto lagrimal o “Punctum Plugs”, que son unos tapones diminutos que se colocan fácilmente en el punto lagrimal y hacen que las lágrimas drenen más lentamente, permaneciendo mayor tiempo en el ojo y manteniendo su humedad.
Debido a la diversidad de tratamientos es muy importante acudir al especialista ya que, si bien es un problema fácil de identificar, la respuesta debe ser acorde al origen del mismo en cada paciente. No obstante, existen algunos consejos que pueden evitar o aliviar estos cuadros; especialmente en épocas de bajas temperaturas:
• Pestañee con frecuencia en forma artificial, especialmente cuando mira la TV o utiliza la computadora.
• Utilice anteojos de sol: inclusive en invierno, ayudan a proteger los ojos del viento y del contacto al aire frío.
• En la montana es indispensable el uso de protección solar de párpados y anteojos ya que el clima y el sol en la altura producen cuadros graves de queratitis (lesión corneal por alteración de la superficie ocular, asociada al ojo seco).
• Evite el uso de colirios con corticoides, que agravan la condición. Mejor aún si puede evitar la utilización de cualquier producto que no haya sido recomendado por un especialista.
• Consuma alimentos ricos en Omega-3 como pescados, vegetales verdes y semillas; que modifican la secreción de grasa del cuerpo (como las lágrimas), dándole una composición más saludable. Y disminuya el consumo de aquellos que poseen Omega-6 como los aceites vegetales, margarinas, carnes y huevos. Hoy existen en el país suplementos vitamínicos de este tipo que cubren con la dosis necesaria para mejorar el film lagrimal.
• Evite la utilización de cremas de parpados (sobre todo aquellas con ácidos de tipo retinoico antiage) inmediatamente antes de acostarse ya que estas irritan tanto la cornea como la conjuntiva generando empeoramiento en el ojo seco.
• Evite ambientes altamente calefaccionados y/o aquellos con loza radiante, ventilando reiteradamente para lograr cambios en la humedad del ambiente.