Se acerca fin de año y el estado de ánimo dentro de las oficinas cambia. El cansancio se nota y las vacaciones todavía se ven lejanas. Al cansancio de todo un año laboral se suma ese esfuerzo final para la producción de cierres, informes, balances, etc. Conclusión: malos estados de ánimo, bajo rendimiento, y siempre está el peligro de ingresar en un circulo vicioso donde las cosas malas se van realimentando.
En esta época del año es fundamental generar confianza, buen clima de trabajo, ser mas proactivos que nunca y buscar las oportunidades. Es un último envión antes del esperado y merecido descanso.
Para quienes tienen una posición de liderazgo, es importante ejercerlo claramente: y ser los primeros en tener una actitud proactiva 100% , ya que la gente que forma parte lo tendrá como referente. Si quién está en esa posición no demuestra entusiasmo, ¿por qué lo van a hacer los que están por debajo? Muchas veces quienes lideran no tienen tan claro qué es lo que viene, es tarea del líder ir descubriendo, mostrando y encontrando -con todas las contribuciones posibles- los caminos a seguir.
Por otra parte, hay que aprovechar todas las características positivas de cada persona y de la organización, y utilizarlas en la búsqueda de nuevas oportunidades. Renovar los esfuerzos y la vitalidad para mantener el nivel que se ha tenido durante todo el año.
¿Algunas claves? Escuchar y estar atento a lo que sucede dentro de la compañía, respetar las opiniones de los equipos de trabajo, premiar y reconocer el desempeño, estar disponible para dudas y consultas con buena predisposición, no bajar los brazos y mostrarse enérgico.
Un empleado no motivado influye en la empresa quizás más de lo que se advierte. Aparte del costo obvio de una menor productividad, hay que tener en cuenta el efecto que ese empleado pueda tener entre los clientes o sus compañeros.