Muchos antropólogos opinan que a través de internet se puede hacer de todo, especialmente conseguir pareja. No podemos aseverar esa afirmación, pero como capacitadores virtuales, al menos sí podemos dar fe de que es posible formar a la gente mediante la red. Claro que para lograr ambas cosas por internet (conseguir pareja o capacitarse), hay que tener ganas. Porque cuando alguien va a navegar por el ciber- espacio en busca de su alma gemela, cuenta como mínimo con el tiempo para dedicarlo, la oportunidad de experimentar las veces que haga falta, y especialmente la motivación. O sea, lo mismo que necesita para aprender.
En este mega forum de saturación de información que padecemos, enseñar por la red sigue siendo complicado, sobre todo cuando se intenta crear un método que mantenga el interés del alumno. Pero cada vez estamos más convencidos de que la gente sólo aprende por necesidad. Por ejemplo, necesidad de conocer, de sobrevivir, de ganar, de llegar a… lo que sea. El aprendizaje siempre tiene una finalidad personal.
Analicemos las cosas que individualmente hemos aprendido, y el fin que nos ha dirigido hacia ellas. Aprendemos a andar en bicicleta para poder trasladarnos fácilmente de un lugar a otro, además de que es una actividad lúdica y placentera; aprendemos a practicar mejor un deporte para disfrutarlo y tener una mejor performance, y hasta aprendemos a movernos y a vestirnos como un actor que admiramos, para mejorar nuestra autoestima y ser más deseados, envidiados, etc.
Mientras que la formación responde principalmente a la necesidad, detrás del aprendizaje auténtico se esconde el placer. Demasiadas personas se forman, simplemente, porque pueden ganar unos créditos o un puesto de trabajo, mejor dicho, obtener un mejor salario.
Creemos que este es el eje de la formación, y las respuestas están en el simple comportamiento humano. Si conseguimos conjugar necesidades y placer podemos tener la oportunidad de desvelar la utopía del conocimiento. Por tanto, la receta puede sintetizarse de la siguiente manera:
Es importante que la capacitación nos resulte placentera. Si la actividad nos atrae lo suficiente como para dedicarle tiempo, esperando simplemente el placer de sentirnos mejor con nosotros mismos, sin duda resultará mucho más efectiva.