Si buscamos la definición de red social, podremos ver que se trata de una estructura social donde los diferentes individuos u organizaciones están relacionados entre sí de acuerdo a un criterio común que los une. Y más específicamente, en el ámbito de la comunicación y las nuevas tecnologías, nos referimos a las aplicaciones o herramientas que actúan como medios de comunicación.
Por lo tanto, una red social corporativa es una herramienta de comunicación entre los empleados. Ni más, ni menos. Podríamos decir que el correo electrónico corporativo fue la primera red social corporativa. De hecho, al día de hoy sigue siendo la más utilizada. Sin embargo, las necesidades de las empresas, y más concretamente las necesidades de comunicación de los trabajadores, han evolucionado tanto que las funcionalidades del email se han quedado muy cortas.
Dentro del entorno corporativo actual, es crítico potenciar el talento y la productividad de los empleados a través de entornos de colaboración que hagan posible un cambio cultural mediante la conexión de personas, procesos, datos y dispositivos de forma segura. Aquí se contextualiza la implantación de soluciones de comunicación, colaboración y productividad, como pueden ser las redes sociales corporativas.
La comunicación es un factor clave para la satisfacción de los empleados de una empresa, pero también lo es para que los equipos tengan éxito, puedan resolver problemas complejos, colaboren de forma fructífera en los proyectos, encuentren soluciones más rápidamente, lleven adelante la innovación, puedan poner su conocimiento a disposición de todos y diseñen procesos de forma transparente, estén o no presentes. Todos estos objetivos pueden alcanzarse dentro de una empresa a través de una plataforma de red social corporativa.
Entonces, ¿puede una red social corporativa potenciar la productividad de los empleados? Por supuesto. Su implementación ayuda a estimular la comunicación, fomentar la interacción y facilitar el intercambio de información, lo cual mejora el clima laboral y elevar la productividad de la compañía. Las redes sociales corporativas les dan la oportunidad a los colaboradores de intercambiar ideas, relacionarse con sus compañeros y discutir temas de interés general para la empresa; estas plataformas mejoran la comunicación interna al estimular el diálogo. Asimismo, su incorporación ayuda a simplificar el trabajo al incrementar la rapidez con la que se comparte información y reducir el tiempo de respuesta, dando como resultado la optimización de procesos internos.
Esto atañe a todo tipo de compañías, desde las grandes corporaciones a pequeñas y medianas empresas. Y en todas las industrias, hasta en algunas impensadas, como construcción o manufactura, de las que más han tardado en desplegar estrategias de Social Business. Aunque hace unos años el ROI de una red social corporativa era un asunto controvertido, hoy existen miles de testimonios y varios informes de analistas, fabricantes de software y del mundo académico, que avalan que estamos ante un asunto estratégico: puede mejorar la productividad, reducir el time-to-market y mejorar las ventas.
Muchas compañías del sector industrial integran sus productos dentro de una cadena de valor global, y necesitan colaborar con un ecosistema de partners y proveedores. La tecnología social puede mejorar la productividad en estas interacciones. Así, la mayor parte de los beneficios en el área industrial surgen de la mejora de la comunicación y colaboración interna o con partners en los procesos de negocio, proyectos y actividades de gestión del conocimiento e innovación.
Pero no es sólo la tecnología lo que hace falta para que funcione. Sobre todo, requiere una cultura corporativa que permita esta revolución. De acuerdo a McKinsey, la cultura corporativa tradicional es la causa principal de que la digitalización no progrese dentro de una empresa, incluyendo la comunicación interna. Se trata de que las herramientas digitales hagan que la comunicación sea abierta, directa y transparente para todos, y eso incluye al jefe, a la secretaria, al equipo comercial y a los becarios. La discusión digital no sabe de jerarquías: Todo el mundo lee todo y cualquiera puede decirle algo a otro, en tiempo real. Esto ahorra un montón de molestos correos electrónicos con listas de destinatarios interminables, y al mismo tiempo crea una acumulación de conocimiento en la que las discusiones, los consejos y las orientaciones a la solución de problemas pueden archivarse y encontrarse fácilmente cuando sea necesario.
Una buena red social corporativa debe proporcionar valor tanto a los individuos que la usen como a la empresa donde se implanta. Debe ser un gran repositorio de información de la organización, fácilmente accesible y que genere conocimiento para los trabajadores actuales y los que se incorporen con el tiempo. Debe ayudar a la productividad y darnos mayor capacidad para hacer cosas. Y debe potenciar la conexión entre las personas, la colaboración entre ellas, la confianza y el conocimiento compartido.
En definitiva, las redes sociales dentro de las empresas son una excelente herramienta para mejorar el funcionamiento de las corporaciones. ¿Quién no querría reducir el volumen de correos que se generan o compartir información de manera sencilla entre todos los empleados de una organización?