El teletrabajo y los modelos híbridos de trabajo no son en modo alguno un fenómeno temporal y se perpetuarán en el tiempo más allá de la pandemia. La oficina ya no es lo que era.
Incluso quienes otrora cantaban alabanzas de la oficina como espacio de trabajo han aprendido a amar con todas sus fuerzas el «home office». Y esta circunstancia tiene un impacto de primer orden en la forma en que a los empleados les gustaría trabajar en el futuro (un futuro donde la oficina no entra necesariamente en la ecuación).
De acuerdo con un reciente estudio llevado a cabo en Alemania por Landor & Fitch, la mayor parte de los trabajadores consultados (la mitad de los cuales tienen hijos o cuidan de sus padres) da cuenta de su satisfacción con la forma en que las empresas que les tienen en nómina han rediseñado sus prácticas laborales durante la pandemia (unas prácticas laborales donde las compañías han tenido obviamente en consideración factores como el bienestar y la conciliación).
La proporción de empleados que recomendarían a su propia empresa en calidad de empleadora ha aumentado en tres puntos porcentuales con respecto a hace un año. El informe de Landor & Fitch concluye que las compañías han capeado la crisis relativamente bien desde el punto de vista de sus propios trabajadores y por ello obtienen un «Net Promoter Score» del 41%.
El coronavirus está dejando también su huella en otras áreas. En lo que se refiere al lugar de trabajo. el 68% de los empleados está a favor de trabajar desde casa con periodicidad diaria. El 56% se acogería a la fórmula del «home office» al menos tres días a la semana y solo el 12% desea acudir a la oficina todos los días.
El teletrabajo no es flor de un día y seguirá estando muy presente tras la pandemia
Lo que parece claro, a la luz de estas cifras, es que el teletrabajo y los modelos híbridos de trabajo no son en modo alguno un fenómeno temporal y se perpetuarán en el tiempo más allá de la pandemia.
Esta circunstancia coloca a las empresas frente a toda una plétora de desafíos. Tienen, al fin y al cabo, que garantizar que sus empleados puedan trabajar desde cualquier parte con los mismos estándares que lo harían en la oficina.
Así y todo, la oficina no se está quedando huérfana en modo alguno de razón de ser. Sí ha cambiado, no obstante, su rol a ojos del trabajador. La oficina es contemplada cada vez más como una suerte de lugar de naturaleza eminentemente social donde están en primer plano el «networking» y las conexiones con otras personas.
Sorprendente son los empleados los jóvenes los que más anhelan regresar a la oficina. El 39% de los trabajadores adscritos a la Generación Z preferiría trabajar en la oficina a hacerlo desde la casa. Esta proporción desciende, sin embargo, hasta el 22% en el caso de los «baby boomers».
En este sentido, es más que evidente que para los centennials la oficina es mucho más que un especio de trabajo. Es un lugar para hacer amigos, socializar y sentirse conectados con los equipos de trabajo de los que forman parte.
Fuente: Marketing Directo