La respiración es un buen comienzo para cultivar nuestro contacto y conexión. Nos ayuda a enfocarnos en el momento presente. También disminuye nuestra tendencia a perdernos en reacciones emocionales y preocupaciones mentales. Con el tiempo, la atención a la respiración nos permite desarrollar una conciencia no reactiva que nos posibilita transitar nuestra experiencia de una manera más plena. En la medida que esta atención se despliega puede derramarse hacia otras áreas de nuestra vida.
El contacto es una experiencia sensorial. Al practicar aprendemos a vivir a través de los sentidos, con sentido. Aprender a ser concientes de las vivencias corporales, de las sensaciones, es uno de los aspectos más fundamentales. Es mucho más sencillo tener una conciencia balanceada del resto de nuestras vidas cuando estamos en contacto con nuestra experiencia sensorial inmediata. Por esto, expandimos la práctica para incluir el cuerpo.
Muchas personas ignoran su propio cuerpo. Cuanto más ocupadas están, más fácil le restan importancia a estar en contacto con el cuerpo. Algunas personas están atentas al cuerpo pero externamente, en como se ven y en la apariencia. Mindfulness del cuerpo es atender el cuerpo desde adentro hacia fuera. Implica tomar conciencia de cómo nos sentimos, que sensaciones nos habitan. El darse un buen tiempo para sentir el cuerpo, despertar las sensaciones, no solamente ayuda al cuerpo a relajarse sino que también nos ayuda a no quedar atrapados en preocupaciones mentales. En este sentido prestar atención al cuerpo tiene varios beneficios. Primero cultivar el contacto con el cuerpo incrementa nuestra familiaridad con la manera en que nuestro cuerpo se siente y responde en nuestra vida cotidiana a los pensamientos, emociones y los eventos que nos suceden. El despertar las sensaciones dormidas en el cuerpo puede ayudarnos a descubrir emociones olvidadas pero por sobretodo un mayor capacidad de responder al mundo en forma equilibrada.
También al cultivar el contacto con uno mismo y con los otros estamos desarrollando una conducta no reactiva, incluyendo la posibilidad de estar presentes en lo que nos sucede sin evitar o resistir aquellas experiencias que nos resultan displacenteras. Generalmente nuestros pensamientos automáticos, preferencias, aversiones y juicios interfieren en nuestra capacidad de conocer que es lo que realmente está pasando. Aprender a no responder en forma automática y sin conciencia posibilita una mejor comprensión del momento presente y de nuestras reacciones y nos da más libertad para elegir nuestras respuestas. Estar presentes de forma no reactiva en la experiencia lleva un largo camino de aprendizaje.
Por último, estar en contacto con el cuerpo nos ayuda a relajarnos y a equilibrar las tensiones.