Cuando realices una prueba como postulante para un nuevo empleo, es probable que acabes la conversación con un “¿tienes alguna pregunta?”. A priori no somos conscientes de lo importante de esta cuestión, que puede ser una de las más relevantes en el proceso seleccionador. Solo dos reglas de oro antes de ver qué puedes decir: nunca digas “¡Por mí todo perfecto!” o hables de dinero y vacaciones. Esto hará que tu candidatura se caiga ipso facto. Ahora sí, ¿qué es recomendable cuestionar?
Preguntas que rompan el hielo. Tales como: “¿Cómo llegaste a trabajar aquí?” o “¿qué es lo más bonito de servir a esta empresa?”. Harán ver que te interesas por las personas y no solo por el puesto
Cuestiones sobre la cultura de la compañía: “¿Quién ha sido la persona más exitosa que ha trabajado aquí y por qué”? E igualmente quién fue la persona que pudo cometer un error importante y por qué. Esto demostrará que te importa la historia de la empresa y aprender de los errores y aciertos.
Dudas sobre los retos empresariales. Así, cuestionar “¿cuáles son los retos que tienen en mente la empresa?” o “¿qué podré hacer reseñable por la firma a corto plazo?” te dotarán de información necesaria para saber si el puesto va acorde contigo o no.
Preguntas que concluyen la entrevista. Con estas nos referimos al tipo de: “¿Hay algo que te gustaría saber más sobre mi experiencia?” -esta con una sonrisa- o “¿Cuál es el siguiente proceso de selección? Harán de tu entrevista un acierto seguro.