La falta de puestos de trabajo ha hecho que muchas personas opten por emprender un negocio propio. Parece que los emprendedores se han puesto de moda, pero lo cierto es que no resulta sencillo comenzar una actividad empresarial. Para empezar, es necesario realizar una serie de trámites que, si es la primera vez que te enfrentas a ellos, pueden causarte cierta confusión.
Tanto para darse de alta como profesional autónomo, como si se trata de montar una empresa, hay que presentar documentación, acudir a varios organismos públicos para realizar diversas gestiones, pagar cuotas, etc. Por ejemplo, un trabajador por cuenta propia debe acudir a la delegación de Hacienda para darse de alta en el Impuesto de Actividades Económicas. Existen algunos apartados del formulario de alta que pueden resultar difíciles si no se ha rellenado nunca este tipo de impreso. Además, las actividades en las que debes inscribirte, así como los requisitos para cada una de ellas, variarán. Posteriormente, debes darte de alta en el Instituto General de la Seguridad Social, como trabajador autónomo.
Tiempo que puedes reducir drásticamente a cambio de dinero. La otra opción es contratar a un gestor que pueda realizar todas estas gestiones por ti. Aunque, inicialmente, puedas pensar en invertir en otras partidas en tu negocio, ya te adelantamos que un gestor o asesor financiero te hará falta para llevar las cuentas de tu empresa o actividad. De manera que te recomendamos que cuentes con una partida del presupuesto (menor de 100 euros al mes) para esta cuestión, y te centres en aspectos verdaderamente importantes de tu negocio. Tarde o temprano tendrás que contar con él para que lleve tus cuentas, de manera que es una buena idea contar con él en el inicio de los trámites.
Una vez dado de alta, es momento de empezar a trabajar. Previamente tendrás que haber elaborado un Plan de Negocio, con una serie de pasos o acciones concretas. Llegó la hora de ejecutarlas. Encontrar un local adecuado, maquinaria, género, inversión en publicidad, etc.
La financiación
La mayoría de los emprendedores no cuentan con el dinero que requiere realmente la inversión de su negocio. En muchos casos se apoyan en familiares, o en ahorros, aunque existe otra importante cantidad de dinero para tu negocio que viene de la financiación. Para asegurar un buen lanzamiento del negocio es probable que tengas que endeudarte inicialmente, con el objetivo de acometer una serie de acciones.
La búsqueda de financiación es una de las principales dificultades a las que se enfrentan los emprendedores. Las entidades financieras solicitan muchas garantías y un elevado nivel de burocracia. La buena noticia es que cada vez hay nuevas vías de financiación alternativa, que facilitan a los emprendedores comenzar una actividad.
Una vez que un emprendedor se ha constituido como empresa o está dado de alta en el Régimen Especial de Trabajadores Autónomos, y tiene el dinero suficiente para comprar materiales, alquilar un espacio de trabajo y demás necesidades, llega una etapa que tampoco es fácil: conseguir clientes.
La consecución de estos y las formas de impactar en el público potencial variarán considerablemente en función del tipo de negocio que regentemos. Para tener clientes hay que darse a conocer, por lo que será interesante poner en marcha una campaña de marketing y comunicación, invertir en publicidad, lanzar una oferta de apertura, o cualquier acción que llame la atención de los clientes potenciales
Una vez conseguidos los clientes, se pasaría a una segunda fase en la relación con ellos: la fidelización. Para aportar estabilidad y solvencia es necesario mantener un ritmo de ventas y actividad constante a lo largo del año.
Hay que tener una actividad lo más constante posible, con el objetivo de evitar problemas a la hora de devolver la financiación, amortizar la inversión en marketing, etc.
En definitiva, poner en marcha un negocio no es algo ni rápido ni sencillo. Conlleva una serie de trámites que suponen tiempo y dinero, por lo que es muy importante tener un plan previo establecido, unos objetivos marcados, un plan de negocio perfectamente estructurado y viable, y un presupuesto asumible para poder comenzar. Es vital que un emprendedor conozca todos los pasos previos antes de montar el negocio, y se mentalice del trabajo que supone.