Las empresas de servicios profesionales, por ofrecer intangibles, deben brindar a sus clientes una serie de prestaciones de alta calidad, pero al mismo tiempo transmitir una imagen de seriedad y profesionalismo en su gestión, cuidando cada detalle de su quehacer. Esto se debe a que el resultado de los negocios depende cada vez más de la calidad de los procesos y la capacidad de respuesta de la empresa en su relación con los clientes.