El término mentoring está más de moda que nunca, pero realmente, ¿qué es?, ¿en qué consiste? El mentoring es una herramienta destinada a desarrollar el potencial de las personas a través de una relación personal y de confianza entre dos individuos: un mentor y un mentorizado.
Esta relación consiste en que el mentor guía, motiva y estimula al mentorizado con el fin de sacar lo mejor de sí mismo, ya sea a nivel personal o profesional. El mentoring, por tanto, se basa en la relación entre ambos, tiene el objetivo de que el mentor influya en el mentorizado para sacar su máximo potencial. Para lograrlo, el mentor utiliza dos tipos de herramientas, en función de las necesidades del sujeto. Por un lado, la transmisión de sus propios conocimientos y su experiencia profesional (el saber hacer). Por otro, la potenciación de sus habilidades directivas mediante técnicas de desarrollo personal (el ser).
Gracias al mentoring, una persona puede descubrir todo el potencial que tiene para ser capaz de desarrollar proyectos empresariales de una manera eficaz. El mentoring permite que una persona aprenda más rápido y evite muchos errores. El mentorizado adquiere una gran autoconfianza en sí mismo, gracias a las técnicas utilizadas por el mentor, principal figura de esta técnica.
La importancia de un buen mentor
Que el mentoring funcione o no depende, en gran parte, del mentor. La capacidad que tenga para que el mentorizado confíe en él y siga sus indicaciones, la preparación que tenga el mentor, o las habilidades para transmitir los consejos, son vitales para que funcione con éxito.
Se utiliza cada vez más en el mundo empresarial para que los profesionales desarrollen proyectos nuevos con el aprendizaje, los conocimientos y la experiencia que aporta el mentor. Normalmente, suele ser un directivo sénior dentro de la compañía, aunque también puede contratarse externamente. Puede haber directivos muy preparados, con amplia experiencia, pero sin las habilidades necesarias para guiar e influir en otra persona. En estos casos, la empresa contrata a un mentor profesional externo para practicar el mentoring con los empleados más jóvenes pero con potencial.
El origen del mentoring está basado en una relación informal y natural entre una persona de mayor edad, con experiencia, que habla con otra persona y le expone sus pensamientos y conocimientos, ayudando a que el interlocutor sea capaz de encontrar alternativas para sus problemas, afrontar los retos que se le presentan y alcanzar sus metas.
Según Ray Carr, esta relación informal no tiene pautas, ni tiempos, ni métodos, sino que simplemente se trata de una o varias charlas en determinados momentos, pero sin planificación ni estructura alguna. Sin embargo, el mentoring ha ido evolucionando y adaptándose a las necesidades que han ido surgiendo. Los profesionales y las empresas demandaban una figura como el mentor para preparar y guiar a los empleados, de manera que nació el mentoring formal, con un proceso organizado, estructurado, planificado y con unos objetivos marcados.
Mentoring en lugar de formación
Cuando una empresa tiene la necesidad de que sus empleados adquieran una serie de habilidades o técnicas, muchas veces se recurre a la formación. Sin embargo, el mentoring cada vez gana más adeptos por su eficacia. Un empleado recibe mucho mejor una sesión de mentoring que una clase formal. En una sesión entre un mentor y un mentorizado, éste absorbe todos los conocimientos y experiencias, prácticamente “sin querer”, ya que se establece entre ellos una relación que bien puede parecerse a una conversación natural entre dos compañeros. Resulta una técnica eficaz y más rápida que una formación al uso.