Las ideas son como el aire que respiramos: libres y todo el mundo tiene acceso a las mismas. Solo que de la idea al proyecto, las cosas no son tan fáciles ni cómodas, esa ya es otra historia. No es raro que la gente de manera constante tenga opiniones e ideas sobre casi todos los temas. Cada quien, desde su experiencia expresa lo que le parece y no le parece de un asunto en particular. Otros van más allá de la simple opinión y tienen ideas bien claras y concretas sobre asuntos de su interés, como pasa frecuentemente en el trabajo.
No es raro que muchas veces tengamos ideas de cómo la empresa o el negocio donde estamos debe abordar ciertas situaciones, solo que a veces hay otros que se aprovechan de sus ideas sobren un tema y la llevan a otro nivel: reuniones de gerencia o con el jefe.
Muchas veces usted se sorprende de ver que su idea, la cual expresó en el comedor de la empresa o en los pasillos, es bien recibida en la reunión de gerencia o por el jefe, de la boca de un colega.
Ante esa situación es muy probable que usted no sepa cómo reaccionar al ver a un compañero que de lo más tranquilo expone su idea como propia.
Ante esta situación, Peter Handal, ejecutivo de la consultora Dale CarnegieTraining, hace una distinción: una cosa es que su jefe se “robe” su idea y otra muy distinta que sean sus colegas del trabajo.
Lo primero es que usted debe guardar sus mejores ideas para el momento de poder expresarlas en público, en reuniones o vía mail colectivo. Siempre tenga testigos.
Cuando su idea es otro quien la expone como propia, reivindíquela como suya con un comentario del tipo: cuando le sugerí eso a fulano y mengano, a ellos les gustó. La gente entenderá.
Ahora, si su jefe es el “ladrón” agradezca. Déjelo quedar bien ante la directiva, esto lo tornará más dependiente de usted. Recuerde una cosa, las ideas pasan por tantos filtros después que se hacen públicas que no es realista que una sola persona la reivindique como propia después de eso.
Lo que se trata es que usted sepa cómo usar esas ideas para alcanzar un objetivo que se haya determinado, tanto en la empresa donde trabajo como en la suya propia.