Se trata de layouts cuidados, de pocos elementos y capaces de vincularse armónicamente, a través de sus estéticas, entre las distintas líneas: Tradicional, Gran Reserve y Santiago Graffigna.
Para estas variedades, se establecieron 3 niveles de intervención proyectual, dependiendo del segmento de consumidores al cual apuntan. En la versión más económica, la gráfica ha permanecido inalterable, ya que se consideró que aún existe un alto grado de aceptación y recordación de la misma por parte del target.
En la línea Gran Reserve, en cambio, la modificación es notoria. Esta puede apreciarse a simple vista por la disposición apaisada de la etiqueta, por una estructura gráfica que genera un orden de lectura mucho más directo, y por una percepción general mucho más elegante.
Por último, en Santiago Graffigna, la línea de alta gama de la marca, se aplicaron similares parámetros pero reforzando su valor aspiracional a través de la incorporación de papel texturado especial como soporte. También, se agregó una delicada placa de aleación de cobre en el que se luce, magnífica, la letra G, ícono de la marca. Todo el sistema visual desarrollado por el equipo creativo se sostiene a partir de un lucimiento de esa inicial, la cual aporta identidad y personalidad al conjunto.
Simpleza, reconocimiento, personalidad, fácil lectura y con una codificación visual rápidamente comprensible. Así podría resumirse la totalidad del proyecto encarado que, sin lugar a dudas, continuará seduciendo y multiplicando a los más exigentes consumidores del mercado global.