Antes de avanzar en el tema, es importante comprender que la suba de las tasas de interés en el mundo se profundizará sin que nada parezca indicar lo contrario, y que a los inversores de renta fija de todo el mundo lo que les importa es conocer, fundamentalmente la evolución de estas tasas en Estados Unidos. Y esto es así porque los bonos del Tesoro de ese país estuvieron siempre catalogados como la inversión más segura. Por lo tanto, el crecimiento de las tasas de estos bonos hace despegar los tipos de interés de los activos de renta fija – privados y públicos – de toda otra nación o empresa del mundo.
Entonces, si la deuda soberana norteamericana paga más, los demás mercados necesitan mejorar su oferta de rentabilidad para atraer capitales. Y si, como afirmó Ben Bernanke, presidente hasta enero del año 2013 del Banco Central de Estados Unidos, el aumento de tasas es un reflejo del vigor del gasto, ese aumento en el consumo lleva al crecimiento de la demanda de créditos a largo plazo para financiar las compras de inmuebles, automóviles, etcétera. Y, en consecuencia, al empinamiento de lo que se da en llamar “la tasa de largo” en relación con las más cercanas en el tiempo.
Esto podría resumirse en la siguiente sentencia: al existir confianza en el crecimiento de la economía, la demanda crediticia de bienes durables aumenta y, consecuentemente, el costo de endeudarse, también.
Por el contrario, si existe incertidumbre, los tipos de interés de plazos lejanos disminuyen, ante la presunción que se debilitarán los pedidos de crédito, como sucedió en el año 2008
Hay algunos indicadores que nos dicen que el caso actual, a pesar de la crisis, es de confianza en la economía de Estados Unidos. Por ejemplo, las acciones de S&P alcanzaron su mejor precio de los últimos 5 años, y las tasas de créditos hipotecarios a 30 años en dicho país acompañan las buenas perspectivas y crecen a un 7% anual.
Bajo este paraguas, ¿cuáles serían las perspectivas para los inversores?
Si se presume que los tipos de interés se encuentran en proceso de alza, conviene invertir a corto plazo (2 ó 3 años), para no quedar atados a rendimientos bajos y poder elegir una nueva opción cuando el activo venza.
Rendimientos en otras partes del mundo
Hoy en día, los rendimientos de los bonos corporativos o soberanos resultan en general bastante bajos en casi todas las partes del globo. Por lo tanto los capitales financieros buscan nuevas alternativas y de igual manera que lo hizo Asia hace 30 años, hoy emerge una región alternativa para quienes se arriesgan a oportunidades nacientes.
Estas son las emisiones de títulos originadas en distintos países de África.
Por ejemplo, en Côte d’Ivoire (Costa de Marfil), cuyos eurobonos emitidos en dólares representan una opción para quienes se sienten poco satisfechos tanto de los bonos del Tesoro norteamericano como de los títulos de las grandes corporaciones
Sin embargo tal alternativa es una apuesta de alto riesgo, porque buena parte de esas obligaciones se emitieron para cancelar la deuda que entró en default en el año 2010.
Y dichos títulos vencerán durante el año 2032, junto a otras series emitidas por el gobierno con el fin de recaudar fondos para reconstruir la economía, devastada luego de años de guerra civil.
Asimismo, tal es el deseo de obtener rentabilidad por parte de inversores privados y fondos institucionales de los países industrializados, que la demanda de esos activos se potenció durante los últimos meses del año 2013, lo cual elevó su precio y llevó su rendimiento a 7% anual.
Pocas dudas caben, entonces, de que los “cazadores de rentabilidad” ya dejan un poco de lado las regiones emergentes y pasan a los “mercados de frontera”, con el fin de obtener mayores recompensas, aun a costa de riesgos más altos.
Y, junto a Costa de Marfil existen otras naciones en África, por ejemplo Angola o Zambia, que emiten también renta fija de alto rendimiento y están en la mira de los inversores “peso pesado”.
Por otro lado, países como Ghana, Nigeria o Zambia cuentan con reservas de petróleo y gas para exportar y proveerse de los dólares necesarios para pagar sus compromisos financieros. Por supuesto que quienes realicen apuestas financieras en África deben recordar los riesgos que las mismas conllevan. Y, probablemente, los inversores más pequeños están lejos de poder mensurarlas.