Si cada vez que entras a trabajar en un sitio te sientes fuera de lugar o eres especialmente tímido y te cuesta relacionarte, te traemos algunas claves para que mejores tu relación con los compañeros de trabajo. Eso sí, no olvides que lo más importante es ser natural, no dejarse envolver por nadie y escuchar a las personas, que es, además, la mejor forma de conocerlas y el primer paso para entenderlas.
Habla con ellos
Parece obvio, pero mucha gente es incapaz de entablar conversación con sus compañeros. Si te cuesta hablar, al menos aprovecha los momentos en que ellos te hablen a ti. Aunque sea un tópico como una catedral, una simple conversación sobre el tiempo que hace puede ser un buen comienzo para cruzar palabras con tus compañeros más allá de los estrictamente profesional.
Déjate ver
No seas escurridizo. Si te invitan a comer con ellos o a tomar café, ve, es el primer paso para integrarte. Si siempre huyes de todas las convocatorias, no se esforzarán en tener una buena relación contigo. En caso de que no te inviten, si eres nuevo, trata de coincidir en algún momento distendido como, por ejemplo, el café de media mañana. Hay gente que no invita pos simple despiste, pero una vez que te tenga delante te incluirá en la conversación de inmediato.
No huyas de los problemas
Si sabes que hay alguien a quien no le caes bien, sigue tratándolo con normalidad. Si notas que puede estar empezando a crearse un problema con un compañero, habla con él antes de que comiencen los comentarios a espaldas de ambos, las malas caras y los malentendidos. A veces una conversación a tiempo ahorra muchos disgustos y elimina el mal ambiente en la oficina.
No hables mal de los demás ni cotillees
Y, por supuesto, trata de huir de la gente que siempre va y te cuenta chismes sobre los demás, no es la más adecuada para entablar una amistad laboral. Si no te queda otra porque es la única persona que hay, trata al menos de no caer en las garras del cotilleo y cuenta lo justo y necesario. A este tipo de personas cualquier frase les vale para sacarla de contexto y, como se dice vulgarmente, armar la marimorena.
Sé agradecido
Ya lo dice el refrán “es de bien nacido ser agradecido”. Si alguien tiene un buen gesto contigo, no dudes en darle las gracias y poner una sonrisa. No todo el mundo hace las cosas para obtener algo a cambio, aún quedan buena personas por ahí, pero un agradecimiento siempre es gratificante para quien ayuda.
Ayuda y déjate ayudar
Si ves a un compañero agobiado trata de echarle una mano, no seas egoísta. Está claro que si luego, cuando tú lo necesitas, nadie te ayuda, tendrás que dejar de hacerlo porque no vas a convertirte en el tonto de la oficina. No obstante, lo mejor es ayudar, nunca sabes cuándo necesitarás que te echen un cable a ti. Y si esto ocurre, déjate ayudar, no quieras ser demasiado autosuficiente y hagas sentir inútil al resto.
Adapta tu estilo de trabajo
No seas duro de mollera y acepta que quizá tu forma de hacer las cosas no siempre es la mejor. Cuando trabajas con más gente es importante tener esto claro y saber adaptarte a las formas de trabajar de los demás. Cuanto más flexible seas, mejor relación tendrás con los demás. Eso sí, recuerda que esto no significa bailarle el agua a nadie, si algo no está bien, no lo tienes que hacer po