En épocas de gran carga laboral o más presión de la habitual en nuestro trabajo, es lógico sufrir ciertos momentos de estrés llegando incluso a un pequeño ataque de ansiedad.
También antes de enfrentarnos a situaciones como una presentación o exposición de un proyecto, podemos sufrir un ataque de pánico, pánico escénico, miedo al ridículo… Cuando un ataque es muy fuerte se vuelve muy difícil de controlar, pero si aprendemos a identificar los primeros síntomas podremos atajarlo y controlarlo en su fase inicial.
1. Lo primero que debemos hacer es una serie de respiraciones lentas y profundas y de una forma completa. Sé consciente de que te sucede algo que puedes controlar perfectamente, que no es nada importante y que nada malo va a pasar.
2. Repite en tu mente frases positivas y que te animen, como: “tranquilo, todo va a salir bien”, “he preparado al dedillo la presentación, así que voy a comerme el escenario”, “les va a encantar”, “yo puedo con todo”… Mentalidad positiva ante todo.
3. Haz un simple ejercicio de relajación: contrae los músculos durante unos 10 segundos y relájalos poco a poco. Notarás como la presión se diluye y comienzas a sentirte muchísimo más relajado.
4. Intenta detener los pensamientos negativos que te invaden y sustitúyelos por otros que te provoquen satisfacción.
5. Visualiza el éxito: basta con que imagines lo bien que va a salir ese proyecto, la satisfacción de tu jefe tras la charla… enfoca tu energía hacia las sensaciones y pensamientos más positivos que se te ocurran.
6. También puedes optar por apoyarte en algún compañero con el que tengas confianza. Con él puedes desahogarte, decirle cómo te sientes y liberar tus emociones (siempre con control y sin perder los papeles). Te sentirás mucho más liberado.