Las buenas rachas de las compañías son cíclicas; un día estás en lo más alto y al día siguiente bajas un escalón. Samsung lo sabe y de hecho ya se sabía que venía preparándose mentalmente (y avisando a sus inversores) de que posiblemente las cuentas del segundo trimestre del año no serían tan impresionantes como otras veces. Y así ha sido. La firma ha anunciado los resultados para el citado periodo del año, registrando el beneficio más bajo de sus dos últimos años de actividad.
Concretamente, Samsung se ha embolsado 6.100 millones de dólares, inferior a los 6.960 millones de dólares que llegó a llevarse el año pasado en el mismo periodo. La mayor parte de estos beneficios provienen de las ventas de smartphones, aunque su querido Galaxy S5 empieza a perder fuelle, entre otras cosas, por el importante empuje que está sufriendo de parte de algunas compañías chinas con precios realmente competitivos.
Samsung echa la culpa de todas formas a la desaceleración global en la venta de móviles y tablets (lo que influye indirectamente en su negocio de chips, claro) así como a la fluctuación de la moneda won, señalando además que se ha gastado más en marketing para reducir inventario.
Se espera sin embargo que el próximo trimestre sea mejor en términos de ventas (el Galaxy Note 4 planea sobre el ambiente), aunque Samsung advierte igualmente que será un periodo complicado para convertir las ventas en ganancias (debido a que el coste medio de los smartphones está cayendo). Hay que recordar que Apple y su esperado iPhone 6 también están a la vuelta de la esquina, lo que sin duda tampoco ayudará a los coreanos, precisamente. ¿Estamos llegando al fin de una era?