En el ámbito laboral, el par es aquella persona que tiene la misma jerarquía y que puede depender del mismo jefe. En otras palabras, es un funcionario con quien se interactúa y forma parte del mismo equipo. Así definido, también podemos considerar al par como alguien con quien se compite por los mismos objetivos de crecimiento en la carrera profesional.
Entonces, si el par es un competidor y sus errores podrían ser considerados un diferencial de desempeño positivo para uno, ¿cómo debemos administrar sus errores?
En muchos seminarios que he conducido, cuando se toca este tema, hago una pregunta de respuesta muy complicada, que hace dudar a los asistentes y genera riquísimos debates: ¿El error del par se celebra íntimamente?
Responder afirmativamente esta pregunta no es elegante y puede ser mal visto quien responda de esta manera. No obstante, la pregunta encierra una evidencia de lo que es la vida competitiva en las organizaciones, donde uno crece en base a sus méritos relativos respecto del resto de los integrantes del equipo.
El mérito relativo no es ni más ni menos que una suma algebraica de errores y aciertos que encierra toda actividad profesional en una organización. Por lo tanto, el error propio y el del par son integrantes de esta ecuación. Así, el error del par mejora el mérito relativo de uno, como así también el éxito propio.
Si este desarrollo es correcto, entonces podemos concluir, como respuesta a la tremenda pregunta que formulamos inicialmente, que en términos generales el error del par nos beneficia y puede celebrarse íntimamente.
Llegando a esta conclusión, tal vez deberíamos ajustar la expresión “celebrar íntimamente” dado que puede no ser la más ajustada, ni el sentimiento exacto de cada lector. Se puede ajustar a otras variantes, aunque el espíritu de la expresión original no se modificaría.
Si bien éste es el sentimiento más generalizado sobre el error del par, éste no obliga a actuar en consecuencia. En cambio, se propone un tratamiento basado en un comportamiento diferencial:
a. No magnificar ni difundir el error para perjudicar al par y beneficiarse de eso.
b. Tratar de ayudar a analizar las causas y, de ser posible, minimizar los efectos.
c. Interceder ante el jefe, manifestando nuestra opinión más objetiva sobre las causas del error. En este caso, el jefe valorará la visión objetiva y el ánimo de no querer tomar
ventaja de la situación.
Esta es la forma de actuar para administrar en forma diferencial el error del par, quien seguramente valorará la actitud colaboracionista y, si tiene honestidad intelectual, actuará de igual forma en el caso inverso, que seguramente se presentará porque el error cero no existe.